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Si usted cree que puede estar dos horas sentado en un autobús para ir a la playa, igual le interesa seguir leyendo este reportaje. Si no, quizás lo mejor es que pase página. Para la supuesta masificación, e incluso colapso, de las carreteras de la que algunos hablan, una posible solución es potenciar más el uso del transporte público. Y uno de los enclaves que más ?sufre? esta masiva afluencia de personas es la playa de es Trenc. A la posibilidad de ir en coche se une la de llegar hasta la playa más conocida de Mallorca en autobús.

El pasado lunes, un redactor de este periódico realizó el recorrido. La salida, a las 9.30 horas desde la Estación Intermodal. En el vehículo de 54 plazas se suben unas 30 personas, casi todo turistas y de estos, la gran mayoría extranjeros. Los únicos mallorquines son un jóvenes de entre 16-17 años que para ir a esta playa tienen dos opciones: «O el bus o que nos lleven nuestros padres, pero nos dicen que está muy lejos y que nos busquemos la vida». Ellos son Lluís, Jorge, Adrián, Santiago y Masha, que viven en Palma y Magaluf.

La primera parada del autobús es en la Porta del Camp. A ésta le siguen otra veintena entre Can Can Pastilla, la Platja de Palma y s?Arenal de Llucmajor. «El autobús pasa por todas ellas, pero sólo se para si alguien hace una señal en la parada», explica el conductor, de nombre Javier, quien, además de chófer, también es el cobrador (sólo se puede comprar el billete en el autobús y en efectivo) y hace labores de guía multilingüe ?nivel básico? «y hasta de psicólogo», añade.

En las diversas paradas se suben más personas y el autobús llega casi lleno a sa Ràpita. Ahí alguno se lleva la sorpresa de que deben coger otro autobús que les traslada hasta ses Covetes (otros 1,50 euros por trayecto, a los que hay que añadir los 10,90 euros que cuesta el billete de ida y vuelta de Palma a sa Ràpita).

Este segundo vehículo es un microbús de 14 plazas sentadas y el doble de pie. Casi todos los usuarios lo cogen, aunque algunos prefieren quedarse en sa Ràpita. El trayecto dura apenas de 10 minutos:menos mal, porque el calor es sofocante. El conductor asegura que el aire acondicionado funciona. Son las 11.30 y el autobús llega a su destino final.

El primer coche de regreso es a las 16.05. En la parada esperan a esa hora los jóvenes mallorquines. «Es que nos hemos quedado sin agua y comida».