A pesar de la dureza de algunos de sus tramos, Lynne sigue haciendo el Camino. | Lynne Myers

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Lynne Myers, de 64 años de edad, inglesa de Newcastle residente en Mallorca gran parte de su vida, está ya metida de lleno en el Camino de Santiago, que ha iniciado desde el punto más distante a la catedral compostelana –fin de todos los Caminos-, St. Jean Pied de Port, en Francia, lo cual la obligará caminar, por etapas, cerca de 800 kilómetros.

Lo hace para recabar fondos para la lucha contra el Alzheimer, enfermedad que padeció su madre durante años y que cuidó hasta su muerte. (Las personas que deseen colaborar con la causa de Lynne, que lo hagan a través de http:/uk.virginmoneygiving.com/LynneMyers).

Va sola, apoyándose de dos bastones, con rodilleras en ambas rodillas, «lo cual me ha ido muy bien, pues al poco tiempo de salir, resbalé y caí, demostrándose dos cosas: el sentido de solidaridad de los peregrinos, pues to-dos los que estaban a mi alrededor se acercaron a ayudarme, y la efectividad de las rodilleras, pues sin ellas no é que me hubiera pasado».

«La primera etapa entre Sant Jean y Roncesvalles es larga, por los kilómetros que haces, y dura. Es la llamada ruta de Napoleón. Subes durante seis horas, mientras que en el descenso estás dos. El problema estuvo en Roncesvalles, que ese día, a lo que vi, no estaba preparado para recibir a muchos peregrinos, por lo que no había plaza en los albergues, por lo que tuve que hospedarme en un hotel de Estel, a dos pueblos de Roncesvalles». Lynne añade que «la segunda etapa, Roncesvalles –Zubiri, de 21 kilómetros, con subidas y bajadas, la hice en 5,5 horas. No suelo hacer muchas paradas, porque me cuesta arrancar».

Zubiri-Pamplona, de 20,9 kilómetros lo hizo en 5,5 horas. Tampoco hubo contratiempos en la Pamplona-Puente de la Reina, pasando por el Pico del Perdón. Ahora va ya por la undécima etapa, por tierras de Castilla y León (este miércoles partía de San Juan).