El diestro Alejandro Talavante da un pase con la muleta al segundo de su lote, de Núñez del Cuvillo, durante la última corrida de la Feria del Pilar. | Javier Cebollada

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El torero Alejandro Talavante ha decidido hacer un parón en su carrera profesional y retirarse de los ruedos «por tiempo indefinido», acaba de confirmar el propio espada extremeño a través de las redes sociales.

En un breve anuncio, publicado pocos minutos después de torear su última tarde del año en Zaragoza, Talavante no desvela las causas que han motivado esta sorprendente decisión, que ya está teniendo reacciones por parte de los aficionados, muchos de ellos lamentándose del vacío que va a dejar en el escalafón de unas de las más importantes figuras del toreo actual.

Este 2018 ha sido un año, cuanto menos, extraño para él. Después de convertirse en el gran triunfador de la pasada feria de San Isidro, su presencia en los carteles de las principales ferias ha sido más bien escasa, una reducción considerable de contratos que, curiosamente, sufrió justo después de su ruptura profesional con la casa Matilla al poco de su paso por Madrid.

Así y todo, Talavante ha resuelto con triunfos prácticamente todas las actuaciones cosechadas, e, incluso, fue la única figura en apuntarse al bombo de la Feria de Otoño para torear dos tardes, un gesto que la afición le reconoció, aunque finalmente no tuviera suerte en ninguna de sus comparecencias.

Talavante (Badajoz, 1987) ya salió relanzado de Madrid desde su presentación como novillero en 2006, etapa en la que le apoderaba Antonio Corbacho, un gran taurino y descubridor de toreros, entre otros muchos, José Tomás.

El valor y la pureza han sido sus inseparables compañeras de viaje desde su alternativa en Cehegín (Murcia), también en 2006, virtudes que ha ido puliendo año tras año hasta dar lugar a un concepto único, diferente al de los demás, capaz de aunar el clasicismo más absoluto con una fantasía e improvisación que le ha convertido en un torero único tanto dentro como fuera de los ruedos.

Porque también ha sido un hombre que ha tratado de llevar la tauromaquia a los sitios más recónditos, a programas de televisión poco amables con la fiesta taurina y ha sido también protagonista de originales campañas publicitarias.

Cinco Puertas Grandes de Madrid, una del Príncipe en Sevilla y un sinfín de triunfos por las principales ferias del panorama nacional e internacional avalan una trayectoria intachable y que ahora sufre un parón, de momento «por tiempo indefinido», un letargo que le ayudará a pensar, a reflexionar para que cuando decida volver lo haga todavía más macizo de cuerpo y mente que como se ha ido.