Más de cuarenta organizaciones sanitarias y sociales han presentado este miércoles la campaña 'Defiéndeme', con la que exigen un sistema de regulación con rango de Ley que garantice que la población infantil únicamente pueda verse expuesta a publicidad de alimentos y bebidas saludables.
Con esta alianza, formada por Justicia Alimentaria, la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS), la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), Amigos de la Tierra, Medicus Mundi y Ecologistas en Acción, se busca «proteger los derechos de la infancia a la salud y al libre desarrollo de la personalidad, evitando el efecto pernicioso de la publicidad».
El manifiesto recoge que los niños españoles ven al día 25 anuncios televisivos de alimentos y bebidas, «la mayoría de los cuales no son saludables». Además, añaden que la publicidad alimentaria es «con frecuencia engañosa», también para las personas adultas, ya que «hasta el 80 por ciento de alimentos y bebidas que se anuncian con alegaciones nutricionales y de salud positivas, en realidad no son saludables», aseguran.
En este contexto, culpan a la publicidad como «una de las máximas responsables» de la tasa de obesidad infantil en España, «una de las más altas del mundo». «El 45 por ciento de los niños españoles tiene sobrepeso u obesidad, con el consiguiente aumento del riesgo futuro de desarrollar enfermedades cardiovasculares y cáncer. Esto está asociado sobre todo con el consumo de bebidas azucaradas y ultraprocesados, que son precisamente los productos que más se publicitan. La publicidad es uno de los factores más poderosos en la epidemia de obesidad infantil», ha indicado Miguel Ángel Royo, representante de SESPAS e investigador en el Instituto de Salud Carlos III.
Por ello, reclaman prohibir la publicidad de alimentos insanos; y para seleccionar los productos saludables, cuya publicidad sería permisible, proponen aplicar el perfil nutricional que propone la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para luchar contra la obesidad.
El ámbito de actuación de la Ley que reclaman abarcaría todos los medios publicitarios y, en particular: televisión, cine y radio; medios impresos y espacios publicitarios al aire libre (vallas, medios de transporte, etcétera), Internet, aplicaciones de videojuegos con fines publicitarios, telefonía móvil y patrocinios (congresos, jornadas, fiestas, etcétera). «LOS
Vulnerabilidad de los niños
«Este tipo de regulación ya funciona en otros países, como es el caso de Chile, que no solamente abarca la publicidad, sino que también pone coto al etiquetado confuso y engañoso. España es un agujero negro en regulación de estos productos. No existen apenas políticas públicas regulatorias en etiquetado, impuestos o publicidad», ha criticado el director de Justicia Alimentaria, Javier Guzmán.
Acto seguido, tanto Rayo como Guzmán han recordado que los niños son «muy vulnerables» a este tipo de anuncios, ya que «no diferencian la publicidad de lo que no lo es; tienen un alto grado de credibilidad». «Hasta los 12 años el ser humano carece de la madurez cognitiva necesaria para ser escéptico ante los mensajes comerciales, considerándolos ciertos, justos y precisos cuando no siempre lo son. Niñas y niños siguen eligiendo con preferencia los productos anunciados, incluso cuando reciben consejo de personas adultas para elegir otros más saludables», relata el manifiesto.
En resumen, Royo ha defendido los beneficios de sus propuestas, que recogen también la regulación de las máquinas expendedoras de colegios e institutos: «Es coste-efectiva, promueve ambientes saludables, protege a una población vulnerable, ayudando a niños y niñas a alimentarse de forma saludable, disminuye desigualdades sociales en salud, aumenta la libertad individual de elección de los padres y cuenta con el apoyo de científicos, profesionales de la salud y consumidores. Además, generaría beneficios porque reduciría los costes de atención por patologías derivadas de la obesidad infantil».
Autorregulación
Otro de los puntos clave de su campaña es denunciar que la actual regulación de estos alimentos está «anticuada» y es «voluntaria», a través del Código de Autorregulación de la Publicidad de Alimentos Dirigida a Menores (PAOS), que «está gestionado por las propias empresas alimentarias».
«Es ineficaz, no diferencia los alimentos insanos de los saludables. El 90 por ciento de los anuncios lo incumplen; está muy lejos de lo que pide la OMS. Es un traje a medida de las grandes corporaciones, casi mejor que no hubiera regulación», ha cargado el director de Justicia Alimentaria.
Además, lamentan que el Código PAOS no regula el perfil nutricional de los productos anunciados ni la frecuencia de exposición, «en contra de las recomendaciones de la OMS, los grupos de expertos y las organizaciones de consumidores». «PAOS es defectuoso por su propia naturaleza», ha sintetizado Royo.
Asimismo, lamentan que «contraviene» lo estipulado en la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, «al restringir su aplicación a menores de 12 años en medios audiovisuales e impresos, en lugar de los 15 años que marca dicha ley».
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