Lydia Fairén y Gerónimo Rauch se metieron al público en el bolsillo con sus excelentes interpretaciones. | Teresa Ayuga

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El Concert de la Lluna a les Vinyes volvió a ser el evento estrella del verano solidario. Más de mil personas llenaron el sábado el espacio que las bodegas Macià Batle, en Santa Maria, cede cada año, y ya van ocho, para la realización de este concierto, que ha tenido a la mejor música de nuevo como protagonista. Desde primera hora, más de 40 voluntarios se esforzaron para que todo estuviera a punto.

Numerosas empresas colaboradoras también pusieron su granito de arena para hacer de la noche un evento único. Y así fue. Las entradas se agotaron y todos compartieron un gran evento musical, gastronómico y solidario, que fue presentado por Lina Pons y Daniel Vulic.

Amics de la Infància destinará los beneficios íntegros de la gala a sus Hogares Aynewasi, centros de acogida para niños/as de la calle, en Perú, que tienen como objetivo darles un futuro lejos de la exclusión social.

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Numeroso público se concentró con bastante tiempo de antelación a las puertas de la bodega de Santa Maria para ocupar los mejores sitios y disfrutar del concierto. Al entrar, se encontraron con una variada oferta gastronómica: el Forn de Ca Na Teresa ofreció un magnífico tast mallorquí con panades, cocarrois y llonguets con embutidos de Can Company; todo ello, en tamaño mini y sabor muy tradicional.

La cadena de restaurantes Tast elaboró también unas suculentas croquetas de jamón, mientras que en la paradeta justo contigua, Quely y Formatges Mercadal proponían una combinación tan sencilla como rica: el queso menorquín con galletas de Inca. Can Pintxo, con sus Chupa Chups de morcilla de Burgos con camembert y kikos, y el tartar de salmón con espuma de coco, mango y lima, puso una nota atrevida. Turquesa Catering llevó a su puesto una quiche de puerros y unos blinis de salmón ahumado con queso fresco que hicieron las delicias del público. No podía faltar la ensaimada; en este caso, elaborada por uno de los hornos de más renombre, Forn Ca na Teresa. El helado de Gelat Sóller fue el complemento ideal como postre.

Respecto a las bebidas, Coca-Cola fue la empresa colaboradora, con su clásico refresco, más interesantes novedades, como Royal Bliss o Appletiser. Las bebidas estuvieron acompañadas por unas barritas energéticas de frutos secos de la empresa Capó. Mención aparte merecen los vinos que se pudieron degustar con la cena. Cuatro caldos: Blanc de Blancs 2018, Sauvignon Blanc 2018, Rosado 2018 y Tinto 1956 fueron los que Macià Batle ofreció al público. Esta empresa, como cada año que se ha celebrado este evento, ha sido clave con su patrocinio. También la intervención de la Orquestra Simfònica, dependiente del Govern balear, cuya presidenta, Francina Armengol, tampoco faltó a esta cita solidaria.

La parte técnica del espectáculo, por último, corrió a cargo de Trui. Pero el plato fuerte de la noche fue el gran concierto que la Orquestra Simfònica de Baleares, dirigida por Pablo Mielgo, y protagonizó junto a los cantantes Lydia Fairén y Gerónimo Rauch. Juntos interpretaron un repertorio que fue un homenaje a los temas más clásicos de Broadway y en el que no faltaron piezas imprescindibles como Los Miserables, West Side Story o El Fantasma de la Ópera. Con más de hora y media de música, el concierto estuvo a la altura de las expectativas tanto en su parte artística como técnica.

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Un momento especial de la noche llegó cuando el anfitrión de la velada, Ramón Servalls, de Macià Batle; su esposa, Tonina Bestard, y Carmen Serra, presidenta de Amics de la Infància y del Grup Serra, entregaron al finalizar el recital ramos de flores tanto a los cantantes como al director. El fin de fiesta corrió a cargo del saxofonista y DJ Rudolfsax, con su música de baile. Sin duda, una gran cita en el verano mallorquín que ha llegado a esta octava edición con cada vez más participación y aceptación del público.