Imagen de los trajes del dimoni de Artà en el Museo del Traje. | J.S./ Museo del Traje

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El dimoni de Artà se convertirá en el icono del museo». Lo afirma la responsable de Indumentaria Tradicional y Joyería del Museo del Traje, Concha Herranz. Esta experta protagonizó los domingos de noviembre una conferencia sobre la figura principal de las fiestas de Sant Antoni artanenques.

En concreto, dentro del programa Modelo del mes. Los modelos más representativos de la exposición del Museo del Traje, dependiente del Ministerio de Cultura, Herranz explicó el origen y significado de una máscara y traje de dimoni, elaborado en 1970 por el artesano Pere Pujol (Artà, 1934-Manacor, 2001), y adquirido por el Estado en 1975.

«Durante la charla también he mostrado a la gente un siurell con el que silbo, explicando al público que es otra manera de ahuyentar a los demonios, tal y como se hace en Mallorca», asegura. Asimismo, se centró en los significados de una puesta en escena sobre la lucha entre el bien y el mal.

Igualmente, hizo una descripción completa de la celebración artanenca («multitudinaria, participativa y divertida»), organizada por la Obreria de Sant Antoni, y de como los dos dimonis persiguen y golpean al santo con varas mientras escapa montado en un asno.

También hizo referencia a cómo a mediados del siglo XIX se incluyó s'Argument por parte de un glosador local.

En las conferencias de noviembre, esta especialista en tradiciones se ha sumergido en el origen de la fiesta de Sant Antoni en Artà, una celebración que sitúa como origen a comienzos del siglo XVII tras las disposiciones del Concilio de Trento.

El traje y máscara del dimoni, creado por Pujol, es la única pieza que actualmente se exhibe en la colección permanente del Museo del Traje, ya que el resto de salas están cerradas por obras.

Se trata de «un mono de tejido de tafetán de algodón pintado al óleo de color negro en el que resalta su composición decorativa realizada con vivos y brillantes colores: blanco, amarillo, rojo, gris, azul, verde, marrón y plata», según palabras de la responsable de Indumentaria Tradicional del Museo del Traje.

«El traje negro da corporeidad al maligno y al visualizarlo reconocemos varias serpientes o áspides que se enroscan al cuerpo, brazos y piernas», añade. «La serpiente es un reptil astuto que por antonomasia asume el significado de la tentación en el Génesis, e identifica al demonio en el Apocalipsis».

«El personaje diabólico», agrega, «luce una máscara muy pesada pintada de negro que subraya su enorme fealdad y monstruosidad, con atributos terroríficos, cinco dientes y colmillos, bigotes de felino y exagerada cornamenta retorcida y negra de macho cabrío con puntas tintas en rojo; los gestos cómicos y burlescos se centran en los mofletes circulares, nariz y boca con saliente lengua, todos colorados, y ojos perfilados en blanco».

«Esta valiosa y singular careta», continúa la experta, «firmada por Pujol, está construida en madera con refuerzos de escayola, y tiene una larga melena y gruesas cejas de tela peluda que imita piel de animal. En la mano, el personaje porta una larga vara de bambú de dos metros y medio de longitud». En la charla, Herranz destacó que esta fiesta también es importante en Capdepera, Son Servera, Manacor, Pollença, Sa Pobla, Muro y Ses Salines.