Así se ha dado a conocer este jueves en la 21 edición del Observatorio del Civismo en el Transoporte Ferroviario, celebrado en Palma, donde todos los operadores han señalado el vandalismo grafitero como el principal problema en el ámbito de la seguridad, con crecientes implicaciones sociales, medioambientales, laborales y económicas.
La misión del Observatorio es analizar, evaluar y proponer medidas dirigidas a disminuir o erradicar los comportamientos incívicos en las instalaciones ferroviarias, y tiene la vocación de contribuir a las políticas públicas de reducción de dichas conductas.
A nivel de cifras estatales, el Observatorio ha informado que el año pasado se registraron un total de 4.962 pintadas de trenes y tranvías en todo el territorio nacional, lo que significa que se realizaron casi 14 actos vandálicos de este tipo al día.
Los operadores participantes gan sido Renfe Operadora, Metro de Madrid, Transportes Metropolitanos de Barcelona, TRAM, Ferrocarriles de la Generalidad Valenciana, Metro Bilbao, Metro de Sevilla, Metro de Málaga, Servicios Ferroviarios de Mallorca, Euskotren, Metropolitano de Tenerife, Tranvías Urbanos de Zaragoza, Metropolitano de Granada y Ferrocarriles de la Generalidad de Cataluña. ACCIONES SFM
En los últimos años, SFM ha incrementado las medidas para luchar contra esta lacra y, en este sentido, ha reforzado el personal de seguridad en todas sus instalaciones en cuanto al número de efectivos, disponiendo además de una unidad canina para la vigilancia nocturna en las instalaciones de Son Rutlan.
Asimismo, se han mejorado y aumentado los cierres en todas las dependencias y se han fortalecido los equipos técnicos de seguridad y de grabación de vídeo, añadiendo un buen número de cámaras de vigilancia a las ya existentes.
Para atajar el problema, al margen del incremento de seguridad, se ha homogeinizado el criterio de protección de los medios de transporte ferroviario por parte de los diferentes poderes, administraciones y actores.
También se ha tipificado un nuevo ilícito penal específico para los daños ocasionados en los medios de transporte público, atendiendo a su impacto social, ambiental y económico. Un grafiti realizado en un tren no es un deslucimiento, sino un daño cuyos efectos requieren de mucho más que su mera limpieza.
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