La semana pasada os conté que Gabriel Gordiola Pujol, exlegionario de la BRIPAC, a quien un mal salto –no se le abrió el paracaídas– terminó con su carrera y a punto estuvo de poner punto y final a su vida. Ello le hizo reincorporarse a la vida civil, donde las cosas no le rodaron bien, terminando en la más absoluta pobreza. Tanto, que vive en una barraca, pues el sueldo que percibe, unos 700 euros, no le dan para mucho, y más cuando le da 300 a su novia, que vive en Inca «porque lo necesita más que yo». Gabriel, a diario desde su dormitorio se traslada a Tardor, donde desayuna, come y se lleva algo para cenar a cambio de trabajar en ese comedor como voluntario. Y así un día, y otro, y otro…
Bien, pues Gabriel, este viernes, Día de los Enamorados, invitó a almorzar a su novia a Tardor con la intención de regalarle un dibujo que le ha estado haciendo en una lámina, en el que ha puesto su nombre, Leonor. «Y también le voy a entregar el anillo, pues la voy a pedir en matrimonio».
San Valentín lleva el amor al comedor social Tardor
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