El pequeño balcón de Rafa Pizarro se convierte en el escenario de una amplia y variada representación de miniobras teatrales, en las que colabora Petra Cerdà. | Biel Grimalt

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Algunos vecinos de la calle Sant Elies, de Palma, están deseando cada día que sean las ocho de la tarde, momentos de los aplausos a los profesionales de la sanidad, para ver con qué les va a sorprender su vecino Rafa Pizarro. Desde su balcón, el exempleado de Correos y diseñador del vestuario de la representación del Via Crucis de Llorenç Moyà, Rafa Pizarro y su compañera de confinamiento, Petra Cerdà, enfermera, realizan cada tarde una impresionante y original puesta en escena. La representación cuenta con un majestuoso e increíble vestuario que, según confiesa Pizarro, «lo improviso momentos antes o si tengo tiempo lo pensamos el día anterior, con telas que tengo».

Hasta el momento lleva una veintena de apariciones, o representaciones, a cual más aplaudida por el público, quien desde sus balcones y terrazas observa, fotografía e incluso participa.

Es el caso de sus vecinos, José y Petri, quienes en la representación de Don Quijote de la Mancha, se apuntaron a disfrazarse. Un ambiente distendido y muy divertido que ayuda a olvidar por un momento la difícil situación. «Esto lo hago, primero por mí y por animar un poco a los vecinos. Soy un perro callejero y persona a la que le gustan las relaciones sociales, por lo que ahora estoy como un pájaro dentro de una jaula. Lo paso mal sin poder salir», apunta Pizarro.

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Desde uno de esos balcones, otro vecino, Biel Grimalt, fotógrafo profesional del mundo de la moda y la publicidad, señala que «les fotografío cada vez que puedo, ya que también estoy trabajando en un proyecto con motivo de este confinamiento». Precisamente, las imágenes de este reportaje son de Grimalt, quien con su cámara ha captado representaciones de Montserrat Caballé y María Callas, el Vía Crucis, la Feria de Sevilla, Lo que el viento se llevó, El lago de los cines, etc.

«Todo empezó la primera semana del confinamiento, no es que tenga un gran ropero, pero sí muchas telas y con ellas me las ingenio para hacer el vestuario y hasta el decorado», asegura Rafa Pizarro, quien a sus 69 años nos adelanta que «quizás esta tarde haga una boda gitana. O mejor, a los protagonistas de Con faldas y a lo loco: Jack Lemmon y Tony Curtis. Que tengo muchas ganas de representar. Ya veremos».

Su fondo de armario es interminable y muchos de los trajes los recicla para dar forma a otra obra. «Ya digo, pillo lo que tengo a mano por casa. Telas, palos, cartones, pelucas, en fin todo».

Rafa Pizarro aprendió a coser a los 14 años para la sastrería plamesana Modelos Dan. Funcionario de Correos, estableció lazos de amistad con actores de la Isla e hizo papeles cortos en modestas compañía teatrales. Se apuntó a la Escuela de Diseño antes de que Bernat Pujol le contratara como diseñador de vestuario de su compañía Taula Rodona. Le gusta coser ante el balcón, que ahora se ha convertido en escenario de sus aplaudidas representaciones.