Rosana Rosselló y Juan Pedro Guerrero, disfrutando en la terraza de Can Bordoy. | Fotos: PERE BOTA / TERESA AYUGA / J.M.

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alma lleva casi tres meses sin recibir a un turista. Al cierre del aeropuerto de Sont Sant Joan y del puerto le siguió el cierre de los hoteles. El pasado 11 de mayo abrió sus puertas el hotel Abelux, situado en las cercanías de la calle Blanquerna. «Vimos que estábamos recibiendo muchas peticiones de clientes habituales a partir de la última semana de abril y nos decidimos a acabar con esta situación», explica su director, Sergio Alonso.

El cliente tipo de este establecimiento es el de un trabajador de la Península o el de una persona de Baleares que vive fuera de Mallorca que tiene que acudir a una visita médica. «este miércoles tenemos ocupadas 53 de las 64 habitaciones, pero esto no ha sido lo habitual, ya que la media se ha situado en las 15 ó 20 habitaciones».

Sergio Alonso, director del hotel Abelux, cercano a la calle Blanquerna.

David Clavero, ingeniero electrónico especialista en revisiones de barcos que vive en Algeciras, ha sido uno de sus últimos clientes. «He estado revisando varios barcos. Vine en coche hasta Valencia y luego cogí el barco. Antes estuve unos días alojado en la zona de Port Adriano, en una casa rural, pero es que no podía ni comer. Estaba todo cerrado».

David Clavero, ingeniero electrónico que se hospeda en el Abelux.

También al sector náutico pertenecen los italianos Diego y Manuela. «Desde octubre estábamos en un piso de alquiler en Santa Catalina, pero se nos acabó el contrato. Como quedan pocos días para que regresemos a Italia le he regalado a ella la estancia en este hotel, que está muy bien», explica Diego en referencia al Saratoga. «Oficialmente abriremos el próximo 25 de junio, pero durante todo este tiempo hemos alojado a clientes habituales porque este establecimiento no está preparado para estar cerrado al completo», explica la consejera delegada de este establecimiento, Catalina Borràs.

«Cada cliente dispone de una cafetera en la habitación y si lo desea le servimos un desayuno que viene en una caja preparado por un forn de Palma. En la actualidad la piscina de la última planta está abierta, pero no la de la entrada. Y cuando abramos, no habrá sesiones de jazz, quizás pasado el verano», añade.

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Catalina Borràs, consejera delegada del hotel Saratoga.

Gran lujo

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El único establecimiento de gran lujo de Palma abierto es el Can Bordoy Grand House & Garden, que reabrió sus puertas el 14 de mayo. «Obviamente no abrimos para hacer negocio, pero considero que tenemos una responsabilidad social muy importante y hay un sector que ha tenido que venir a Mallorca por trabajo y se ha querido alojar en un establecimiento de nuestra categoría», explica el director, Giovanni Merello.

HOTEL CAN BORDOY .
Giovanni Merello, director del hotel Can Bordoy, apela a la responsabilidad social para abrir el establecimiento.

Juan Pedro Guerrero y Rosanna Gallego viven en Palma. Son pareja desde hace 12 años, viven en Palma, pero no juntos. «Hoy nos ha dado por pasar la noche en este hotel, que es fantástico. Rosanna tiene dos hijos de una relación anterior y yo una hija que ya son mayores. Tenemos gustos parecidos y entre ellos está el de la exquisitez y este hotel es una prueba perfecta de ello», explican.

Los italianos Manuela y Diego se han alojado en el hotel Saratoga.

«Este lugar tiene una energía tal que si lo cierra, lo matas», comenta Merello, quien incide en la buena acogida que está teniendo el restaurante Botànic, tanto en su formato delivery desde el 2 de abril como el menú degustación de Andrés Benítez. Y para los residentes contamos con una oferta de alojamiento con un descuento de más del 40 por ciento sobre la tarifa oficial», añade.

¿Hay que tomar la temperatura a los clientes?

Entre la confusión de estos meses acerca de medidas de protección está la de si es parte del protocolo tomar la temperatura a los clientes de los hoteles. En el hotel Abelux, tanto a los clientes como los trabajadores se les pone un termómetro digital. Su director, Sergio Alonso, explica que es parte del protocolo que deben cumplir.

Sin embargo, Catalina Borràs dice que ni los empleados ni los huéspedes del Saratoga deberán pasar por este trámite. «Consideramos que podría suponer una estigmatización de una persona y el hecho de poder tener fiebre no tiene por qué significar que se padece el virus».