Yo cada día le digo a mi hija lo afortunados que somos por lo que tenemos y luego le doy las gracias a la madre Tierra por todo lo que nos ofrece». Con esta filosofía de vida que va más allá de lo ecológico, Silvio Plástico, de apellido Bondolich, acaba de inaugurar una exposición en la tienda Pasatiempos. «Las obras se tenían que haber expuesto en marzo, pero por los motivos que todo el mundo conoce se tuvo que aplazar unos meses hasta que ahora ya se puede ver hasta finales de julio», explica este argentino que lleva cuatro años residiendo en Palma y que tiene la peluquería como profesión, aunque también ha metido muchas horas preparando cócteles.
Éxito
No es la primera vez que Silvio monta una exposición de estas características. La anterior tuvo la suerte de que un mallorquín se enamoró de ella y la compró toda. A Silvio le llegan cantidades ingentes de figuras de plástico, donadas tanto por parte de particulares como de centros educativos, aunque estos últimos no han podido hacer aportaciones desde el confinamiento.
«Mi obra cada vez tiene más mensaje. Hay una composición sobre la ideología de género, otra sobre la nueva normalidad, que es una forma eufemística de decir que habrá, o ya está habiendo, un nuevo orden mundial y otra que alerta sobre el exceso de información en la ciudadanía, lo que le confunde y abruma». A pesar de que cada vez los diseños de este artista son más conocidos en Mallorca, Silvio no se cierra fronteras. «Tengo un amigo metido en el mundo del arte que vive en Londres y cree que estas obras podrían funcionar muy bien en algún escaparate de la parte de Camden Town, donde hay tiendas muy interesantes y un mercadillo que es famoso en todo el mundo».
Este artista está convencido de que sus obras «están hechas mucho más para ser exhibidas en escaparates que en galerías».
A Silvio, que le encantaría montar su propia peluquería con un espacio para sus creaciones, define la actual situación como «muy rara. Yo creo que aún no sabemos realmente qué ha pasado con todo este asunto del coronavirus, pero sí creo que hay una gente que está jugando a ser Dios y esto es muy peligroso porque nadie es quién para decidir quién puede vivir y quién no».
Silvio quiere lanzar el mensaje de que «antes de tirar cualquier cosa a la basura hay que ver si le podemos dar otra utilidad, ya sea dándoselo a otra persona o reutilizándola».
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