En el marco de las Naciones Unidas, hoy se celebra por primera vez el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. La iniciativa nace con el fin de sensibilizar a la ciudadanía mundial ante una realidad absurda, especialmente en época de vacas flacas: cada segundo se desperdician en el mundo más de cincuenta toneladas de comida apta para el consumo, que se traducen en mil seiscientos millones anuales en todo el planeta. Solo en España se echan a perder aproximadamente ocho millones de toneladas de comida al año en hogares y áreas de servicio que incluyen manutención, como hospitales, escuelas, comedores de empresa y sobre todo en restaurantes, hoteles y otros establecimientos alimentarios comerciales que deben desechar toda una serie de alimentos que realmente se hallan en buenas condiciones y que no pueden ser vendidos al día siguiente.
Orígenes
En 2016, en Dinamarca, unos amigos que asistían a un buffet se dieron cuenta de que al final del evento se tiraba a la basura toda la comida sobrante, hecho que consideraron ilógico, incoherente. Así que decidieron tomar cartas en el asunto y crearon Too Good To Go, una entidad cuya filosofía resiliente pronto convenció a nueve millones de usuarios pertenecientes a once países europeos. Según Oriol Reüll, director de TGTG España, «la misión que tenemos es inspirar y empoderar a todas las personas en la lucha contra el desperdicio de alimentos para así generar el cambio y promover un consumo más responsable y sostenible de la comida». En septiembre de 2018 el proyecto se materializó en once provincias y posteriormente llegó a Baleares en abril de 2019. En un mes se sumaron al proyecto trece empresas mallorquinas, y en la actualidad ya son más de ciento cincuenta los establecimientos de alimentación de la Isla que se han unido a la iniciativa de salvar alimentos.
El establecimiento de nutrición deportiva Fit Shop Palma es uno de los comercios adscritos a Too Good To Go. Su propietario, Andrei Gheorghioiu Mares, explica que cuando entró a formar parte de la comunidad disponía de barritas energéticas a punto de caducar que se salvaron «sin demasiado margen de beneficio para mí, pero al final estar ahí revierte también en que se hacen más clientes porque, al fin y al cabo, se publicita continuamente tu local». Para Antonia Ripoll, propietaria del palmesano restaurante Tastau, que también prepara comida para llevar, «es imposible cocinar y no generar sobras, así que aprovechar ese excedente es una gran idea que me propusieron, y es verdad que al principio no lo veía muy claro, pero ahora me doy cuenta de que la cosa va bien, la gente se va contenta y vuelve» y, sobre todo, no se desperdician alimentos. Por su parte, Verónica Vizcaíno, portavoz de Lizarrán-Mallorca Fashion Outlet (Festival Park), asegura que los pinchos variados de su oferta diaria se venden rápidamente; lo mismo ocurre con los productos de las fruterías Bambú de Palma, donde según Adrián Alvarez, su gerente, poco después de publicarse las ofertas de frutas y verduras ya se han formalizado todas las reservas.
Marta Madroñero, gerente de la panadería-cafetería Dunkin Coffee (FAN Mallorca Shopping) señala que «nos dimos cuenta de que, al ser panadería rápida con productos que se estropean en un corto período de tiempo, al cabo del día generamos muchísimas sobras que antes iban a parar directamente a la basura, así que poder dar salida a todos estos productos me parece fantástico». En tiempos de crisis como los que corren ahora por la pandemia nadie debería tirar alimentos a la basura.
A un paso
Too Good To Go funciona mediante una aplicación para móviles a través de la cual los interesados pueden conectar con distintos comercios que venden su excedente diario de comida a un precio reducido para que no se eche a perder. La App, gratuita y disponible en iOS y Android, tiene una estructura sencilla: en su página de entrada aparecen los establecimientos colaboradores más cercanos al usuario –que previamente se ha ubicado en el sistema–, en los que se pueden reservar paquetes de productos a precios que suelen oscilar entre los dos y los cinco euros. El contenido de estos lotes de alimentos es un enigma que no se resuelve hasta el momento de la recogida porque depende del excedente que haya tenido el establecimiento en el instante de formalizarse la reserva.
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