En la imagen, la primera actividad llevada a cabo en el casal de barri de s’Escorxador. | AGUSTINA LINDE

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Tras quedar abruptamente canceladas en marzo por el estado de alarma, las actividades de los casals de barri de Palma retomaron ayer su actividad tras este parón de casi siete meses. El Ajuntament oferta este año 219 actividades, entre presenciales y on line, que representan un total de 3.181 plazas, de las que se han cubierto 1.659 (52 %), la mayoría presenciales, muy por debajo de otros años. Está claro que el temor por la pandemia está muy presente. El regidor de Participació Ciutadana, Alberto Jarabo, señala que las medidas sanitarias están garantizadas y que se realizan dos desinfecciones completas diarias en cada centro, y anima a la población a participar en los talleres sin miedo al contagio.

Con mayor demanda

En la jornada de este lunes arrancaron 117 talleres presenciales y 13 on line. El resto lo irán haciendo conforme se vayan cubriendo los cupos necesarios. Los talleres con más demanda entre los presenciales son los de pilates, yoga y estiramientos; existe lista de espera para los de corte y confección, cerámica y teatro, y mantienen una alta demanda los de baile (ball de bot, baile en línea, sevillanas y zumba), y los de dibujo, acuarela, fotografía digital y rutas patrimoniales.

En cuanto a los talleres on line, los de mayor demanda son los de idiomas (inglés, alemán, francés y conversación en catalán), y también el de oukelele. En cambio el de cocina no ha encontrado buena respuesta. En total son siete los casals que ayer comenzaron sus talleres: s’Escorxador, Santa Catalina y también los de son Cotoner, Jonquet, Son Espanyolet, Pere Garau y Sant Agustí. El resto, o bien permanecen cerrados o con actividades puntuales, o han sido cedidos para uso educativo, como es el caso de los casals de s’Aranjassa, Son Gotleu y Sant Jordi.

Primera clase

Este lunes, en s’Escorxador, que aglutina el mayor número de actividades, las usuarias –la gran mayoría de quienes realizan estos cursos son mujeres– de la clase de pilates inauguraron este ciclo bajo la dirección de la monitora Antonia Rosa. «El uso de la mascarilla es opcional y el aforo permitido se ha reducido casi al 50 por ciento. Por ejemplo, antes de la pandemia en esta clase había unas 35 personas y ahora el límite son 18».

En este primer grupo se encontraba Mari, que lleva 20 años asistiendo a estas actividades. «Antes venía a gimnasia de mantenimiento y a cardiopilates y este año he cambiado a pilates. El método de inscripción me ha parecido complicado porque sólo se podía hacer por internet y no domino mucho. Menos mal que me han ayudado mis hijas». Su compañera Carmen estaba de acuerdo en parte. «Me ha parecido un proceso sencillo, lo que ocurre es que sólo estaba en catalán y hay muchas personas que no lo dominan». Desde s’Escorxador aclararon que, efectivamente, el idioma usado para la inscripción es el catalán, pero que existe una pestaña para traducir la página.

Dadas las circunstancias, la gran novedad de este año son los cursos online. «La respuesta ciudadana ha sido buena, pero creemos que próximamente habrá aún más participantes», explica la coordinadora, Liliana Boffi. El programa, aunque puede variar dependiendo de la evolución de la pandemia, será válido para cada casal hasta que lleguen las vacaciones de Navidad.