En astronomía, un bólido es un meteoro muy brillante, caracterizado por parecer una bola de fuego y crear una huella luminosa a su paso tras cruzar la atmósfera terrestre. Tienen unas dimensiones y un peso relevantes, lo que no impide que normalmente se desintegren y exploten antes de tocar el suelo de nuestro planeta. Su irrupción en el cielo es muy vistosa, y además de la imagen recurrente similar a una bola de fuego pueden tener aparejados sonidos y estruendos apreciables por la tecnología e incluso por el oído humano.
Desde la Red de Investigación sobre bólidos y meteoritos (SPMN) añaden que lo que se denomina «bólido» o «bola de fuego» técnicamente es lo mismo que una estrella fugaz, en su caso las más luminosas, igualando o superando al planeta Venus (magnitud de brillo -4 o inferior; la que nos ocupa ha alcanzado -13, un registro relevante).
Estos fenómenos son producidos cuando una roca de origen interplanetario penetra en la atmósfera terrestre a velocidades hipersonicas comprendidas entre 11 y 73 km/s. Suelen ser rocas desprendidas de asteroides, cometas o, más raramente, de la Luna o Marte.
Gracias a la información orbital extraída de cientos de bólidos meteoríticos se ha demostrado que los asteroides próximos a la Tierra son fuente de grandes rocas que producen caídas de meteoritos. Por otro lado, en el marco de la Red SPMN, un estudio dinámico de la evolución orbital de los meteoroides que alcanzan la Tierra está siendo realizado para identificar las fuentes de meteoritos llegando a nuestro planeta. Al ser los meteoritos muestras transportadas gratuitamente desde remotos objetos de nuestro sistema solar, su caracterización constituye una oportunidad científica y tecnológica de primera línea.
El Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC-CSIC) aporta sobre la cuestión que «el seguimiento remoto de asteroides y cometas usando telescopios con diferentes filtros permite la identificación de la composición superficial de estos fascinantes objetos, pero los meteoritos llegados a la Tierra constituyen muestras gratuitas de muchos de ellos».
«En el marco de la Red de Investigación que montamos hace ya veinte años en cooperación con otros centros de investigación y universidades, deseamos recopilar la máxima información sobre nuevas caídas de meteoritos (...) Nuestras estaciones de detección CCD registran continuamente meteoros y bólidos sobre la península Ibérica y las Islas Baleares, permitiéndonos reconstruir trayectorias y determinar su origen».
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