Más de 50 países de los cinco continentes, con una población de más de 2.000 millones de personas y de razas diversas, forman parte de esta familia de naciones y algunos de ellos tienen a la reina Isabel II como jefa de Estado.
Las voces en favor de romper los lazos con la monarquía británica han ido en aumento en países como Australia, pero parecen reforzarse tras la entrevista que los duques, Enrique y Meghan, concedieron a la presentadora estadounidense Oprah Winfrey.
En esa entrevista, divulgada el domingo en EE.UU. y el lunes en el Reino Unido, Meghan Markle -que es mestiza- reveló que un miembro de la familia real británica cuestionó en su día el color de piel del hijo de la pareja, Archie, de casi 2 años de edad.
Romper con la Monarquía
Barbados anunció el año pasado que en noviembre de 2021, cuando se cumplan 55 años de su independencia, pasará a ser una república.
Los republicanos australianos, muy activos en los últimos años, han renovado su apoyo a un cambio constitucional al pedir que Australia siga los pasos de Barbados.
Con este abanico de razas que es la Commonwealth, la duquesa de Sussex admitió no entender por qué la familia real no había valorado la diversidad de sus orígenes como un «beneficio añadido» para esa organización y también como reflejo del «mundo de hoy».
El director del Instituto de Estudios de la Commonwealth, Philip Murphy, dijo a los medios que «Meghan, como mestiza» y al estar fuera de la «la estructura de clase de la familia real» era una persona que podía suponer un «activo» para la organización.
Murphy admitió que el palacio de Buckingham, residencia oficial de la familia real, «temerá» ahora que el problema de racismo tenga «un impacto en la opinión publica, en particular el Caribe. Esto aportará munición a la causa republicana».
En el Caribe, el grupo News Americas, que tiene varios medios de comunicación, acaba de publicar un editorial en el que señala que los países de la Mancomunidad de Naciones deben «emanciparse» para liberarse de las «últimas cadenas del colonialismo».
Estas voces contrarias a la monarquía surgen mientras el Gobierno británico busca potenciar la dimensión «global» del país y reforzar los vínculos con distintas regiones, tras su salida de la Unión Europea (UE) el 31 de enero de 2020.
Para algunos no es prioritario
Canadá, con fuertes lazos con el Reino Unido, no ve de momento una prioridad cuestionar su modelo constitucional y romper con la monarquía, según el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
Ante las insistencias de los medios de comunicación, Trudeau dijo esta semana que «si la gente quiere hablar sobre cambios constitucionales y cambiar nuestro sistema de Gobierno, no pasa nada. Pueden tener esas conversaciones. Pero ahora mismo, yo no estoy teniendo esas conversaciones».
En Canadá, el partido soberanista Bloque Quebequés (BQ) y el socialdemócrata Nuevo Partido Democrático (NPD), se oponen a la monarquía pero el gobernante Partido Liberal (PL) de Trudeau y el Partido Conservador (PC) defienden el actual sistema constitucional.
Ante la retirada de los duques de Sussex como miembros activos de la casa real, para la que no volverán a trabajar, la reina Isabel II les retiró el mes pasado el patrocinio que tenían de varias organizaciones, entre ellas algunas vinculadas a la Commonwealth.
La soberana tomó esa decisión un año después de que los duques, que se casaron en Windsor (a las afueras de Londres) en 2018, comunicaran su decisión de abandonar Reino Unido y alejarse de las actividades de la monarquía, lo que en su día los medios bautizaron como el «Megxit».
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