Lauriane, a quien muchos en la Isla conocen con el sobrenombre de Kiki, sobrevolando el lago de Annecy, en la Alta Saboya francesa, con su acordeón. | Youtube: Kiki ORSINI

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Con coraje y las correas de su acordeón bien apretadas, se subió Lauriane Orsini a un parapente para grabar un bautismo de vuelo muy especial, que se ha convertido en un espectacular vídeo musical. Esta joven artista, francesa de Córcega de nacimiento y mallorquina de adopción, grabó su periplo aéreo en la región del lago de Annecy, en la Alta Saboya francesa, antes de que el coronavirus nos sacudiera la vida. Hace poco Lauriane, a quien muchos en la Isla conocen con el sobrenombre de Kiki, expuso su composición Un Petit Air de Pan al músico Pedro Rosa, quien quedó prendado de la canción, y se ofreció a grabar con maestría el audio de la misma en el Arara Music Lab Studio de Mallorca. El montaje posterior y la publicación del vídeo, que en unos pocos días suma cientos de reproducciones en las redes sociales, ha supuesto el descubrimiento para muchos de una artista inconformista que derrocha talento y sensibilidad.

Trayectoria

«Estudié danza y música desde muy pequeña en el Conservatorio Nacional de Francia y luego aquí, en el Conservatori Superior de Mallorca, pero en vez de especializarme en un instrumento y en un estilo, cada vez me interesan más cosas, con lo cual soy mediocre en todo», bromea la artista, quien agrega que no tiene más proyectos personales publicados, a diferencia de los grupales, por su alto nivel de exigencia consigo misma.

«Me gusta combinar especialidades artísticas, y como soy amante del riesgo, de la montaña y la naturaleza, me da vida participar en proyectos un tanto especiales». Así surgió la posibilidad de volar junto a Julien Millot, miembro de los Flying-frenchies, «un grupo de chicos que hacen cosas aéreas increíbles. Hace dos años me invitó a volar y no lo dudé ni un segundo. Volamos horas, hasta casi 2.000 metros de altura entre montañas maravillosas, fue un momento inolvidable». Cuenta que esa experiencia la inspiró para crear esta canción, «un himno a los que siguen soñando y regalando sueños, que empujan los límites, se arriesgan y se superan una y otra vez».

En el pasado ha participado en numerosos proyectos musicales y artísticos en un sentido más amplio en Mallorca, aunque en la actualidad «el panorama es muy triste. No solo nos quedamos sin ingresos, tenemos nuestra pasión ahogada». Como todo el sector cultural, la pandemia de la COVID-19 ha arrasado sus perspectivas profesionales aunque desea volver pronto, «con mis grupos Clan Zíbar de música balcánica, Terra Rotja (ball de bot), o con la compañía Pasodos de danza», aunque lo más próximo en su horizonte son unos conciertos con el pianista David Gómez. En el aire y sujeto a las condiciones sanitarias queda la presentación en el Festival de Edimburgo del proyecto de teatro visual Del pla, junto a la Compañía Coloradas, de quien Lauriane es autora de la música y la interpreta en directo.