Iñaki Guardiola, en su funcional furgoneta. | Teresa Ayuga

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Ya hace tiempo que Germán López e Iñaki Guardiola se animaron a superar sus prejuicios y cambiar la comodidad de una casa tradicional por una vida sobre ruedas. Hoy han aprendido a mirar la realidad con los ojos de un trotamundos. A ambos les une una convicción: mudarse a una vivienda móvil les permitió encauzar una rutina que ya no funcionaba, condicionada por una fuerte presión económica, además de personal. Hoy moran en Ciutat Jardí, mañana Dios dirá.

A la hora de alejarse de lo convencional, los motivos que inclinan la balanza son diversos, pero casi siempre encuentran como denominador común situaciones críticas que instan al cambio.

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Germán López, en su completa autocaravana.

En el caso de Iñaki, un joven argentino de ascendencia catalana, «todo iba bien hasta que comenzó la cuarentena y perdí el trabajo. Aguanté hasta que me comí los ahorros y no tuve para el alquiler, entonces me pillé una furgoneta». Asegura que al principio fue complicado, «pero acabé acostumbrándome y ahora estoy completamente adaptado y enamorado de este estilo de vida», afirma con convicción.

Trayectoria

Iñaki, que es integrante del popular combo de latin ska La Barraca Sound System, abandonó su Argentina natal rumbo a Barcelona siguiendo sus raíces, pero al conocer Mallorca «decidí establecerme aquí». De eso ya hace cinco años, y salvo el arduo período de cuarentena, «no he tenido problemas para vivir de aquello que amo». En especial para alguien con sus aptitudes: «toco el piano y el acordeón, pero también trasteo la batería, la guitarra, el bajo y lo que se me cruce», añade. Su habilidad en el medio musical le permite desempeñarse actualmente como profesor de música.

Ciutat Jardí es también el domicilio provisional de Germán López, también oriundo de Argentina, quien se gana la vida reparando «todo tipo de electrodomésticos del hogar». Lleva cuatro años en la Isla, antes de la pandemia «vivía en un piso, con una rutina muy aburrida», explica mientras nos invita a su microcosmos particular, en el que no falta de nada. Desde un panel solar, montado en el techo para obtener energía eléctrica, aire acondicionado, televisión y agua corriente, hasta diferentes estantes para albergar libros, herramientas y utensilios de cocina, los cuales dejan indicios del pasado de un hombre que supo acomodarse a su nueva vida. No vive solo, comparte espacio con su esposa e hijo. Y aunque reconoce que al principio no fue fácil, «me veía como un indigente», hoy sostiene que «tomamos una buena decisión, ahora soy más libre».

Despertar frente al mar

Aunque algunos vecinos han puesto el grito en el cielo ante la proliferación de autocaravanas en la zona de Ciutat Jardí, lo cierto es que tanto Iñaki como Germán subrayan su compromiso cívico con el vecindario. Incluso nos comentan que cambian regularmente el punto de estacionamiento de sus vehículos antes de lo que la ley obliga. «Cuando llega el fin de semana me voy a un sitio bonito, aparco en un acantilado o alguna cala, y luego paso la semana cerca de Palma por el trabajo», explica Iñaki. Que si algo destaca de Ciutat Jardí es el subidón animíco que brinda despertar frente al mar. «Si ves pobreza, suciedad y carencia internamente te predispones de una forma, pero si ves el paraíso te recreas y la energía es otra, vibras de una forma más hermosa». Para Germán, los amaneceres «son lo más lindo que hay, no lo cambio por nada». Aunque matiza que cuando se cansa de la zona, no duda en irse una semana a otro sitio. A Calvià o a Capdepera.

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Iñaki y Germán nos reciben en sus respectivos
domicilios ‘rodantes'.