Con 15 años, Jordi Asensio (Palma, 1990) emprendió su primera gran aventura en compañía de su padre, «en lugar de Port Aventura me llevaron a un campamento de refugiados saharauis». Más viajero que turista, Jordi ha recorrido medio mundo en solitario, «cojo mi maleta y me voy sin billete de vuelta. Los viajes son una medicina natural para mí, con la que desconecto de todo». En busca de nuevas correrías, el pasado 18 de octubre decidió lanzarse al Camino de Santiago. «Pasé la pandemia solo, en casa. Mis ganas de volver a viajar explosionaron. Escogí el camino porque entendí que era un viaje más físico y espiritual, donde podía encontrarme.
Noviembre en el Camino de Santiago
Jordi Asensio, un viajero empedernido, realiza la ruta de peregrinación como una vía de escape al estrés generado por la pandemia
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