Se trata de un diseño de cuerpo ligero de cuello redondeado, manga semitransparente abullonada y puños ceñidos confeccionado en gasa gris decorado con bordados florales en tonos rosas y verdes y falda también verde de cintura alta y volumen, mediante fruncidos, a partir de la cadera. Este vestido es el quinto que la reina Letizia recicla del vestidor de su suegra. El primero, el 5 de enero de 2018, con motivo del 80 cumpleaños del rey Juan Carlos, un vestido gris con rayas verticales y lazada al cuello que la madre de Felipe VI lució el 22 de noviembre de 1984, durante una visita al centro de rehabilitación médico-psicopedagógica de niños Dionisia Plaza de Aravaca.
Ese mismo año, escogió un vestido rojo «fit», con cuello a la caja, manga abullonada, cintura ampliada, falda plisada y largo midi, un favorecedor modelo que lució en la entrega de los Premios Nacionales de la Industria de la Moda. Este vestido rojo, que combinó con zapatos rojos de Magrit y cartera de mano de Carolina Herrera, se trata de un diseño «vintage» que perteneció a doña Sofía y que lució en abril de 1980 en la recepción posterior a la entrega del premio Miguel de Cervantes en el Palacio de la Zarzuela y del que comentó: «tenía unas hombreras enormes que me adaptaron».
Uno de los vestidos más sorprendentes, incluso calificado por la prensa de sexy, que ha lucido la reina Letizia ha sido uno azul marino con un pronunciado escote en forma de V cubierto de encaje, falda plisada y coqueta lazada a la cintura, un diseño que también perteneció a la reina Sofía. Esta creación con silueta «new look» fue elegido por doña Letizia para asistir en 2018 junto a su esposo al concierto conmemorativo del 40 aniversario de la Constitución Española en el Auditorio Nacional de Madrid.
El pasado mes de septiembre, para el almuerzo que los reyes de España ofrecieron al presidente de Chile, Sebastián Piñera, la reina, una vez, lució un diseño que perteneció a doña Sofía, un vestido blanco roto con bordados joya en el cuerpo y estampado floral en rosa y verde en la falda midi de gasa plisada que estrenó la reina Sofía en una visita oficial a Italia en 1981. La reina Letizia continua reciclando y adaptando prendas de su suegra, como señal de su cariño y admiración hacia ella.
Las modas viene y van y, según se ha visto últimamente, son muchas las reinas y princesas que miran en los vestidores de madres y suegras para adaptarse diseños exclusivos que ahora, veinte, treinta o cuarenta años después, vuelven en todo su esplendor. Por ejemplo, Victoria de Suecia lució en la entrega de los Premios Nobel 2018 un diseño palabra de honor con voluminosa falda en tonos rosas y azul grisáceo que ya había lucido su madre, Silvia de Suecia, veintitrés años antes en la misma ceremonia.
Máxima de Holanda también ha echado un ojo al vestidor de su suegra, Beatriz de Holanda, del que ha recuperado un fabuloso vestido verde con aplicaciones de pedrería y falda de plumas. Este modelo, que la reina Beatriz utilizó en versión larga, Máxima de Holanda ha preferido adaptarlo a su figura y dejarlo un poco más corto.
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