Un momento del concierto en CaixaForum. | Pere Bergas

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Desarrollada en Cuba en la etapa final del dominio español, entre las zonas portuarias de Matanzas y La Habana, la rumba danza entre sus orígenes africanos y las influencias hispánicas; de música humilde y baile profano, se trata de una expresión popular, urbana y espontánea, en la que los libertos manifestaban sus penas y alegrías. En el centro cultural CaixaForum de Palma, el concierto teatralizado de La Rumbañera, compuesto por los músicos catalanes Roger Lozano, Climent Campà y Ihosvanni Conyedo, nacido en Cuba, repasó la evolución histórica y geográfica de este amplio género en un espectáculo dirigido a todos los públicos. «La gira comenzó hace poco más de medio año; hemos visitado Barcelona, Girona, Lleida y Zaragoza, y queda Sevilla. Nos ha llamado la atención que, a diferencia de otros sitios, aunque el público de Palma estuviese igual de entregado, no se haya levantado cuando les hemos invitado a bailar desde su butaca. No sabemos si por responsabilidad o porque estaban estrechos. Tenemos ganas de volver pronto a la Isla», declararon los artistas tras el concierto.

La bañera del piso de los rumberos funcionó como embarcación para viajar entre Nigeria, Cuba, Nueva York y Barcelona. A lo largo del recital tocaron una gran variedad de instrumentos, como el djembé, la conga, la guitarra, la batería, el teclado o el güiro. Comenzaron interpretando los cantos y danzas de los esclavos africanos llevados hasta Cuba, para continuar con el primer bolero de la historia, Tristezas, compuesto en 1883 por Pepe Sánchez; siguieron con el famoso son cubano Chan Chan, compuesto por Compay Segundo y popularizado más tarde por Buena Vista Social Club. Para despedirse de Cuba –donde se pueden diferenciar tres estilos de rumba, el guagancó, la yumbá y columbia– cantaron la habanera La Paloma, compuesta hacia 1863 por el español Sebastián Iradier.

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Los tres artistas se despidieron del público con una gran ovación.

En Un poeta en Nueva York, escrito entre 1929 y 1930 durante su estancia en la Universidad de Columbia y su posterior viaje a Cuba, Federico García Lorca escribe sobre su llegada a la isla del Mar Caribe, sobre cómo «La Habana surge entre cañaverales y ruido de maracas, cornetas chinas y marimbas; y salen los negros con los ritmos que yo descubro típicos del gran pueblo andaluz».

Fue en esa década cuando la rumba llega a Europa, previo paso por Nueva York. En las salas de Brooklyn nace el boogaloo, fusión de los ritmos afrocubanos y el jazz estadounidense. Introducido el contexto, los músicos de La Rumbañera se arrancaron con el mítico mambo Oye como va, compuesto por Tito Puente en 1963, inspirado en Chanchullo de Israel ‘Cachao' López, y popularizado por Santana en 1970. Con el público muy animado, siguiendo el ritmo y dando palmas pero sin levantarse sus asientos, continuaron con I Like it Like That, un hit de Pete Rodríguez de 1967, versionado en 2018 por los artistas urbanos Cardi B, Bad Bunny y          J Balvin, cuyo videoclip acumula más de mil millones de visualizaciones en YouTube y demuestra que los ecos rumberos llegan con fuerza a nuestros días.

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El público disfrutó con el concierto.

Para acabar con el concierto, la bañera ‘recaló' en Barcelona, donde los artistas interpretaron grandes temas de la rumba catalana, desarrollada en los años 50 por la comunidad gitana, en la que los ritmos afrocubanos se fusionaron con el flamenco y la música rock. Primero cantaron Gitanitos y Morenos y Ja Sóc Aquí, del argentino Gato Pérez; continuaron con la Sarandonga de ‘El Pescaílla', y acabaron con Muchas Flores y El Muerto Vivo, compuestas por el inolvidable Pedro Pubill Calaf ‘Peret' que, allí donde esté, debe seguir de parranda.