Noches atrás, los encontramos en 31 de Diciembre, buscando un cajero. | Click

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Dairon Buitrago y Marina Betania, que son pareja y esperan un hijo, junto con el hermano de aquel, Yorman, como quien dice, acaban de llegar a Palma. El pasado 18 de febrero volaron desde Colombia a España. En Madrid permanecieron hasta el 24, en que viajaron a Palma, donde siguen. No son turistas, sino supervivientes del fuego cruzado de las bandas de la ciudad donde vivían, Cúcuta, por intentar imponerse unas a las otras, todo promovido por el narcotráfico, o mejor, por querer controlar más territorio para así ampliar su mercado de este producto. Bandas como las que se crearon a raíz de la disolución de las FARC, ELN, EPL, Ángeles negros, Clan del golfo, etc. Bandas sanguinarias, sin escrúpulos.

Además de esto, lo cual no es poco, los hermanos Buitrago, siendo niños, junto con sus padres, se vieron obligados a huir, a punta de pistola, de su ciudad natal, Teorama, para refugiarse en Ocaña y, de ahí, con el paso de los años, acabar en Cúcuta, donde Dairon conoció a María, y se enamoraron. Pero tampoco fueron fáciles las cosas en esta ciudad. Ellos trabajaban como electricistas y ella como auxiliar de enfermería, lo que les obligaba a desplazarse por la ciudad, encontrándose continuamente en peligro por las luchas entre bandas por imponerse unas a otras. «Eso hizo que nos fuéramos de allí, pues la situación cada vez era más insostenible –asegura Yorman–. Pese a que ella quedó embarazada de mi hermano, vendimos todo lo que teníamos, reunimos 1.200 euros, compramos tres boletos para viajar a España, que nos costaron unos 200 euros, y viajamos a Madrid, y de ahí a Palma, adonde llegamos sin apenas dinero, sin trabajo, sin papeles y sin casa. Preguntamos en dos obras si necesitaban gente para trabajar, pero nos pidieron unos papeles que no teníamos. Así que decidimos preguntar cómo los podíamos conseguir. Nos contestaron que lleva su tiempo… Acudimos a la Cruz Roja, y luego a Cáritas, y nos recomendaron varios comedores, entre ellos Tardor, adonde fuimos y, desde ese día, nos dan comida. En la Cruz Roja nos sugirieron que para dormir fuéramos a un albergue, pero al llegar, en la puerta, vimos a muchas personas esperando para entrar, entre ellas bastantes drogadas, y también drogándose. Incluso llegó la policía… Así que nos fuimos de allí, durmiendo cada noche en los cajeros, tapados por una manta, cajeros que cada vez son menos, pues los bancos los cierran…».

Desde que están en Palma suelen dormir en los cajeros de los bancos, pues sin dinero no pueden alquilar una habitación.

...y acaban en ninguna parte

Gracias a Carol Senders, de Tardor, y a la cantante Adri Santana, pusieron un poco de orden al desorden propio del que llega a una ciudad que no conoce, pero que necesita regularizar su situación. «Para que a ella la vea el médico –nos comenta su pareja, Dairon–, nos han dicho que vayamos a Son Espases», que dice que no saben dónde está. Por eso le recomendaron que pregunten antes en el Hospital Provincial, que está más cerca, y al que pueden ir a pie. Luego, a través de Adri, lograron contactar con Norbey Andrade, presidente de la Asociación de Colombianos, que los cita para ver cómo puede ayudarles. Están encaminados, pero todo sigue en el aire. Lo único claro que tienen es que cuando María dé a luz, su hijo permitirá que tengan los papeles, mientras tanto, y mientras alguien les ofrece un techo –o lo encuentran ellos– deberán seguir durmiendo en la calle y comiendo en Tardor, puesto que la burocracia, que es muy complicada, los envía de un sitio a otro, que a veces termina en un teléfono que nadie descuelga. Carol Senders le propone al representante de los colombianos en Mallorca que pregunte cerca de donde está el refugio para los ucranianos, y si ellos, por ser desplazados, dato que pueden aportar y demostrar, pueden tener un sitio donde estos. Porque los tres no huyen de la guerra de Putin, pero sí huyen de la guerra de las bandas de narcotraficantes de su país, especialmente de los Ause, crueles paramilitares que actúan a tiro limpio en las calles de Cúcuta sin mirar quién cae, algo que Yorman, a través de los vídeos que grabó en dichas calles, nos lo demuestra…

A mediodia, los tres pasan por el comedor social de Tardor para buscar comida.

Por tanto, he ahí su situación. Por la noche, duermen en cajeros, durante el día tratan de resolver su situación administrativa llamando a puertas oficiales, yendo de un lugar a otro, donde, o falta un papel, o ese papel que necesitan tarda tiempo, o precisan del documento de empadronamiento, documento imposible de conseguir pues están viviendo en la calle. Por otra parte están sin dinero. ¡Ni un céntimo tienen! Por lo cual estarían dispuestos a trabajar en lo que fuere, siempre que fuera legal, y a cobrar lo que les dieran con tal de poder alquilar un modesto techo, donde ella, sobre todo, pudiera descansar, lo cual es fundamental para su embarazo. Por eso, por si alguien    puede echarles una mano, os dejo sus teléfonos, 643 300 649 y 643 299 851. Y es que ellos son también supervivientes de su guerra.