En particular, la sociedad médica y las asociaciones de pacientes advierten de que se han identificado frutos secos en pinturas de dedos para bebés, acuarelas o témperas, gluten en pasta para modelar, soja, legumbres y cereales en ceras y proteína de la leche en tizas. Sin embargo, aseguran que muchos proveedores no facilitan información sobre los alérgenos de estos útiles escolares, llegando a responder, en algunos casos, que «el material escolar no se come».
Ante la presencia de alérgenos alimentarios ocultos en el material escolar, la sociedad médica recomienda buscar alternativas para los trabajos manuales con los artículos implicados, reemplazarlos por otros y repasar por parte del profesorado el listado de objetos que pueden contener estos ingredientes. «No hay que discriminar en ninguna actividad del centro al niño por su alergia; lo que se debe hacer es disponer siempre de una alternativa. Además, es necesario disponer de medicación de emergencia en el centro en un lugar accesible», afirma Juan Carlos Juliá, coordinador del Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria de la SEICAP.
Según cifras de esta organización, un 25% de la población infantil padece algún tipo de enfermedad alérgica, lo que representa cerca de dos millones de niños en toda España. Esta cifra aumenta un 2% cada año y obliga a aumentar las precauciones. «Es básico proporcionar a los niños alérgicos un entorno escolar seguro que garantice una máxima prevención de reacciones y la falta de información y de prevención sobre los alérgenos ocultos en el material escolar atenta contra este principio», explica Juliá. En este sentido, los pediatras alergólogos reclaman la existencia de un protocolo de actuación común frente a las alergias en el entorno escolar.
Así, debería existir una formación en alergias por parte del profesorado y del personal no docente, para que sean capaces de identificar los síntomas de las distintas enfermedades alérgicas y cómo actuar en caso de reacción, así como conocer las medidas de prevención de alérgenos para prevenir situaciones de emergencia. Además, el colegio también debería tener un protocolo de actuación en caso de reacción.
La Asociación Andaluza de Alergia a Alimentos, la Asociación de Alergia Alimentaria de Canarias, la Asociación Basada en la Lucha de los Alérgicos Alimentarios de Valladolid (ABLAA), la Asociación Extremeña de Alérgicos a Alimentos, la Asociación de Alérgicos a Alimentos de Guadalajara y la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex son las entidades que alertan, junto a la SEICAP, sobre este peligro.
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