Pep, Pep Lluís, Óscar, María y Sarah Roses recibieron a los más de 400 invitados. | Lydia E. Larrey

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Tras dos años de paréntesis debido a la pandemia, las Bodegas J.L Ferrer pudieron al fin celebrar su tradicional sopar de vermar, esperada velada en la que desde hace 10 años reúnen a amigos, clientes y proveedores para festejar el fin de la cosecha, tal y como se acostumbra en Binissalem: disfrutando de unos fideus de vermar que, como no podía ser de otra manera, estuvieron perfectamente maridados con etiquetas tan icónicas de la marca como son el crianza Franja Roja, el Veritas Blanc y el rosado ecológico Pedra de Binissalem.

La lluvia no consiguió aguar la fiesta, sí refrescar la noche y limpiar los viñedos para recibir a los más de 450 invitados a los que se dio la bienvenida con el espumoso Veritas Brut Nature y mosto recién elaborado como corresponde a estas fechas a modo de aperitivo para, a continuación, reunirse a manteles para saborear los fideos de vendimia, ya completamente inmersos en el mágico entorno que conforman las viñas en las que se originan los vinos de una de las bodegas con más historia y arraigo de la Isla.

Los invitados disfrutaron de unos ‘fideus de vermar'.

Interminables mesas vestidas de burdeos situadas a pie de viñedo favorecieron el ambiente festivo, prácticamente de hermandad, que desembocó en animada verbena y baile gracias al dj con el que hasta altas horas la bodega familiar consiguió poner el broche de oro a la celebración que no solo marca el final de la campaña de cosecha, sino que responde al deseo de la familia Roses de agradecer todo el apoyo recibido.