En boca de todos están hoy día los ‘superalimentos' o la conveniencia de los productos de proximidad para un consumo más consciente y sostenible, pero no se habla tanto de que en Mallorca se produce una ‘superfibra' antiguamente utilizada para rellenar colchones, manufacturar mantas y prendas de abrigo a la que en la actualidad apenas se le da valor. Por sus características físicas y químicas, la lana, en su composición natural, cuenta con propiedades aislantes y termorreguladoras además de ser un material de gran durabilidad y biodegradable. De hecho, la hay como la de las ovejas merinas que goza de gran reputación y es tan valorada en la industria de la moda que en los etiquetados se suele destacar su presencia en la composición.
La lana procedente de la oveja mallorquina no tiene nada que envidiar a la que ofrecen sus parientes merinas, y recordarlo es una de las razones de ser de Llanatura, el proyecto de Eugenia Marcote y Gemma Salvador. Artesana de la lana la primera, ambientóloga la segunda, emprendedoras ambas, han tejido una iniciativa con la que pretenden activar un circuito de economía circular en torno a la confección de artículos de fieltro. Punto de convergencia de entornos, necesidades y realidades diversas, la iniciativa comienza por los ganaderos y llega hasta las usuarias de la Fundació Es Garrover, entidad que promueve la inclusión laboral de personas con trastornos de salud mental.
«La oveja está muy presente en Mallorca y una parte de su bienestar depende de su esquilado anual. En la Isla se generan más de 250 toneladas de lana al año que hoy en día son consideradas poco más que un residuo, cuando hubo un tiempo que incluso formaba parte de la dote aportada por la novia al matrimonio» explica Gemma Salvador en uno de los talleres divulgativos que han ofrecido con motivo de la exposición ‘La lana: patrimonio, sostenibilidad y salud. De residuo a recurso', instalada en la tienda de Melicotó en la calle Blanquerna hasta principios del mes de noviembre.
Una actividad para aproximar a no iniciados en la técnica del afieltrado de una forma directa, amena y creativa: con la aguja en la mano desde el comienzo y con un gran surtido de bolas de colores de lana cardada invitando a la experimentación bajo el guiado de Eugenia Marcote. El manipulado del material en bruto, se convierte en aliado para conocer el proceso: desde la obtención de los vellones, la limpieza y selección de la lana hasta el cardado, todos ellos procedimientos necesarios para el acondicionamiento de la fibra antes de poder iniciar el trabajo con ella.
Creaciones
Con la Fundació Es Garrover confeccionan posavasos, bajoplatos, plantillas, fundas térmicas para conservar el frío de las botellas de vino y salvamanteles, objetos de uso cotidiano de cromática neutra, como el lienzo ‘en blanco' que sirve de punto de partida de los talleres en los que Marcote explica también la técnica del teñido con tinturas de origen natural como la hoja de olivo, la cúrcuma, cochinilla o la lengua de gato, de los que se obtienen los delicados tonos de verde, burdeos y amarillos con los que las aplicadas alumnas se esmeran en modelar, convertir en diseño, a golpe de pinchazos continuados sobre la pieza de fieltro que les sirve de base. Un buen modo de conocer que el fieltro no es un tejido entendido como un entrelazado de hilos, sino el resultado de la superposición de las fibras, en este caso de lana, a cuya fijación contribuye una aguja especial primero y un proceso de acabado en mojado.
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