El pasado 3 de diciembre, sábado, se cumplieron los 30 años de la llegada, como refugiadas a Mallorca, de 14 madres bosnias con sus hijos. Días antes habían viajado en un avión de Iberia desde Belgrado, haciendo escala en Budapest y Valencia, donde pudieron decidir si se quedaban ahí, o si viajaban a Mallorca. Unas optaron por quedarse en la Ciudad del Turia y el resto se vino a la Isla. Entre ellas se encontraban Nadira Dobojlic y su hija, Azra Dobojlic. Con ambas, tres años después, y de la mano de Ultima Hora, regresamos a Sarajevo, su ciudad.
Hotel Bristol, primera parada
Azra nos recuerda aquel 3 de diciembre de 1992 como si fuera ayer. «Al llegar a Son Sant Joan vimos a un grupo de periodistas y fotógrafos que nos estaban esperando. Desde ahí, en autocar, nos trasladaron al Port de Sóller, hospedándonos durante cuatro días en el Hotel Bristol. En uno de esos días nos visitaron los periodistas, interesándose por nosotros. Tras dejar el hotel, cada familia fuimos hospedadas, durante un año, en una casa de Sóller. Transcurrido este tiempo, cada uno nos tuvimos que buscar la vida. Mi madre, que en Sarajevo era actriz y trabajaba en la tele, tuvo que trabajar en lo primero que le ofrecieron… ¡Y es que no había otro remedio! Recuerdo que Cruz Roja de Sóller, en la que trabajaba la inolvidable Mari Vázquez, nos ayudó mucho. En cuanto a nosotros, los niños, enseguida nos escolarizaron. Al principio todos fuimos a es Puig, pero con el tiempo algunos cambiamos de colegio. ¿Que si mantengo relación con ellos? Pues sí, a través de las redes sociales».
Regresar a Sarajevo
Azra, que hoy es enfermera de la Mútua Balear y madre de dos hijas, Elena y Aurora, tres años después de haber llegado a Mallorca, regresó con su madre a Sarajevo. Más que nada querían ver cómo era la situación a punto de terminar la guerra. Se hospedaron en casa del hermano de su madre. Durante la semana que estuvieron allí, hicieron visitas, se reencontraron con amigos, visitaron el cementerio que se había habilitado cerca de donde, pocos años antes de la guerra, se había celebrado la Olimpiada de Invierno… También, durante su estancia, tantearon las posibilidades de regresar, para quedarse a vivir…
«Recuerdo que tuve miedo… La ciudad estaba bastante destruida, apenas conocía a nadie, había muchos militares… De verdad que no me gustó nada. Un día fuimos a la casa donde vivíamos y nos encontramos con que había sido ocupada por refugiados, por lo que únicamente pudimos sacar de ella una fotografía enmarcada de mi madre».
«Aquí somos felices»
Pese a todo, madre e hija, en 1988 decidieron volver a Sarajevo, quedándose a vivir… Aunque solo aguantaron un año, «pues nada era igual a lo que conocíamos. Y cuando mi madre intentó volver a la televisión, alguien le dijo que no la aceptaban, que no era bien recibida, 'pues nosotros –le dijo–, mientras sobrevivíamos bajo el estallido de las bombas, vosotras tomabais el sol en Mallorca'». Y como tampoco ella se sentía a gusto en el colegio, decidieron regresar a Mallorca, donde siguen viviendo. «De Sarajevo nos queda el recuerdo y el idioma, el bosnio, que solemos hablar mi madre yo y que trato de enseñárselo también a mis hijas. Por lo demás, aquí nos sentimos felices… Desde siempre fuimos muy bien acogidos, por lo que jamás nos hemos sentido ni inmigrantes ni refugiados».
Ámplio recorrido
lEl pasado domingo, en Turín, el fisicoculturista Luis Vidal se proclamó campeón de la Champions Cup CIBB, en la categoría de más de 50 años. Luis, que pudo ser futbolista –militó en la categorías inferiores del Real Madrid–, es fisicoculturista, un atleta de largo recorrido, que a lo largo del mismo ha cosechado grandes triunfos como campeón de España en varias ocasiones, tres veces campeón del mundo, campeón internacional Due Torri, campeón Olimpia CIBB de más de 50 años, cuatro veces Mr. Universo, y campeón de Europa, entre otros.
En la actualidad es preparador y entrenador personal en el Mega Sport, y junto a su socio, Ione, tiene un canal de entrevistas en YouTube, ElecticosWordwide. La ilusión de Luis Vidal –hijo del mítico periodista Miguel Vidal– es la de seguir compitiendo al más alto nivel, «entre otras cosas –dice– para no caer en una zona de comodidad. ¿Que cuál es mi rival más directo? Mi superación personal… Mejorarla cada vez más». Enhorabuena, amigo, por, habiendo llegado a la cima, seguir escalando.
1 comentario
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Ja estan integrats? O en 30 anys no han pogut aprendre mallorquí?