Las barreras, que está en Vía Alemania, lleva ahí desde hace más de un mes. | Click

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A principios del pasado mes de noviembre denunciamos, con foto incluida, la barrera que hay sobre la acera que discurre frente a los juzgados de Vía Alemania. O para ser más exactos son dos barreras de color amarillo, unidas por una cinta, que evitan que el viandante tropiece con el desnivel que se ha producido al hundirse un tramo de la susodicha acera.

Las barreras y el hundimiento están ahí desde el mes de noviembre pasado. ¡Más de un mes!, lo cual da que pensar. Porque, repetimos, aparte de que lo hayamos denunciado, eso lo ve cualquiera que pase por ahí, que no es poca gente. También lo ve y lo aguanta el vecindario de la finca que está enfrente. Y lo ven los servicios de Emaya cuando limpian, como también, seguramente, lo habrá visto algún policía cuando haya pasado por ahí, y… ¿Qué tiene que ocurrir para que arreglen ese tramo de acera?, nos preguntamos.

Cuatro puntos de sutura

Hace dos semanas, caminando por otra acera, tropecé con una baldosa que sobresalía, y me di de frente contra el asfalto. Resultado: cuatro puntos sobre la ceja izquierda y medio cuerpo dolorido durante cinco o seis días. Y gracias que no nos clavamos el cristal de las gafas en un ojo.
Por eso no entendemos cómo el alcalde, que se fotografía en casi todas las aceras que arregla –que si las arregla no es por mérito suyo, o por el favor que parece que da a entender que hace a la ciudadanía, sino porque como alcalde es su obligación–, no toma cartas en el asunto, se acerca a la Vía Alemania, ve las dos barreras, ve el socavón, le pregunta al vecino que tiene que verlo cada día, y tras meditar que eso no puede suceder en una ‘ciudad champions', que es como él considera que es Palma, manda a los obreros a que hagan la reparación.

Bancos pintados

En Blanquerna, una de las calles más largas de Palma, y peatonal para más señas, los pintamonas, amparándose en la oscuridad, han pintado todos los bancos de piedra de la izquierda, siete en total, entre el tramo de Bartolomé Pou y Antoni Marqués. Vamos, que se han ensañado con ellos. Y en algunos en ambas partes.

Siete bancos de la calle Blanquerna han sido vandalizados por los pintamonas.

Llama la atención que con los pintamonas pasa los mismo que con los pirómanos que durante el verano han provocado incendios en casi toda España: que han sido mogollón, pero que no han pillado a ni uno. Por eso los pintamonas siguen pintando, siguen dejando la ciudad hecha una porquería… ¿Hasta cuándo tendremos que soportarlos...?

Viales para invidentes

Por ora parte, en dicha calle, que tiene carril bici –aunque a veces algunos ciclistas y conductores de patinetes van por donde les place–, hemos visto caminar por ella a menudo a tres invidentes, bastón blanco en ristre, tratando de llegar, como pueden, a donde pretenden a costa de sortear cuanto obstáculo detectan. Que no son pocos según qué días.

En varias ocasiones hemos pedido a Cort que en la citada calle coloque los viales para invidentes. Por dos razones: porque les sirven de guía y porque la gente, al verlos, sabe que han de respetar ese tramo. Pues bien, no ha habido manera. Eso sí, el Ajuntament ha colocado dos estacionamientos para las bicis que ha puesto en funcionamiento, lo cual está bien, que haya bicis, pero se han olvidado de las bicis-tándem, para invidentes o para discapacitados, pues pueden hacer uso de ellas. De hecho, cada cuatro años se celebra a nivel mundial una Olimpiada para ellos. Entonces, ¿por qué discriminarlos?

Nuredduna

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Como en la calle Nuredduna no hay carril bici, las bicicletas y patinetes eléctricos circulan a su aire.

Y hablando de carril bici y viales para invidentes… La calle que llena de orgullo y satisfacción al Consistorio palmesano –sobre todo a los que mandan–, nos referimos a la calle Nuredduna, carece de ambos. Eso ya lo advertimos días antes de su inauguración, y lo repetimos una vez inaugurada la calle renovada… Pues siguen faltando. Las bicis y los patinetes eléctricos campan a sus anchas, como puede verse en las fotos tomadas anteayer a las 18.30 horas. Y bicis, patinetes y viandantes es un trinomio incompatible en una calle, además, declarada peatonal.

Y ya ni os cuento cómo lo debe de pasar un invidente tratando de caminar por esa calle. En cambio, en la plaza de las Columnas han puesto juegos para niños, algunos con dibujos en el suelo, lo cual nos parece muy bien. Pero, ¿por qué no señalizan los carriles bici y viales para invidentes en la vecina Nuredduna?

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En los alcorques que rodean el Palacio de Congresos ya han plantado árboles.

Por cierto, y para terminar, una buena noticia: los alcorques que rodean el Palau de Congressos ya cuentan con árboles recién plantados. Pronto, en ellos, crecerán, gracias a lo cual el verdor dará vida al asfalto y al ladrillo. Y también darán sombra, con lo que saldremos ganando todos.