Los actos de sucesión al trono británico el pasado mes de septiembre tuvieron un protagonista inanimado e inesperado: la pluma estilográfica de Carlos III, una Montblanc Meisterstück 146 Solitaire LeGrand en plata esterlina. Toda una joya. Primero fue en el Palacio de St. James de Londres, cuando el nuevo rey pidió visiblemente enfadado que le retirasen el tintero para firmar el juramento; posteriormente, en otro acto protocolario, se manchó las manos con la pluma, que estaba perdiendo tinta.
Ver para creer. En plena era digital, la escritura en pluma vive un revival totalmente inesperado. Para muestra, un botón: nacen tiendas especializadas en tinta y papel por todas partes, Palma incluida, para los clientes que buscan desesperadamente productos de escritura fina; además, existen ya dos eventos en Barcelona y Madrid dirigidos a coleccionistas, compradores y vendedores de todo el mundo.
José Juan Contreras es uno de esos apasionados de la escritura con estilográfica. Atesora medio centenar en casa, siempre porta una cuando se va a trabajar y la utiliza a diario. «A más de uno le sorprende este afán coleccionista cuando menciono que trabajo en una empresa que se dedica a las nuevas tecnologías. Pero es así. Estoy en este mundillo, pero a las reuniones con clientes y a las firmas acudo con una estilográfica. Es mi sello, y le aseguro que no soy el único. Hay muchos más. Conozco gente por todo el país, algunos tienen unas 5.000 en su colección», explica este amante de las plumas.
Contreras recuerda que la primera pieza que tuvo fue el típico regalo de comunión, allá por 1985: «Era una Inoxcrom 77 slim en acero cepillado; uno de esos regalos que tus padres no te dejan coger porque te dicen que eres muy pequeño y la vas a romper. Pero yo cada día abría el estuche donde estaba guardada y le echaba una miradita», recuerda con humor. Esa pluma se perdió o la rompió, José Juan no está seguro, pero hace unos años encontró una igual en Wallapop, que ahora forma parte de su colección.
Aprendió a escribir con pluma en 6º de EGB, o lo que ahora mismo es 6º de Primaria, y ya nunca ha dejado de hacerlo: exámenes, notas, apuntes, cartas... todo lo escribía con su estilográfica. Lo mismo sucedió en la universidad. Su pluma de esa época, una Inoxcrom Andreas, la conserva, pero no la utiliza, «está 'mayorceta'». ¿Pero por qué le gusta la escritura con pluma? Contreras es muy claro: «Te ayuda a ordenar las ideas a la hora de ponerte a escribir; es mucho más fácil, cómodo y rápido escribir, mucho más que con un bolígrafo. Además, utilizarla es mucho más sostenible y eficaz para el medio ambiente. Y el papel es muy importante, todos estamos a la caza del papel japonés o del mítico El Galgo, que casi no se encuentra en el mercado. El papel, la pluma y la tinta forman la santísima trinidad de los apasionados de la escritura» apostilla.
José Juan Contreras recuerda que hace cinco o 10 años era difícil encontrar plumas, solo podías ir a negocios superespecializados en Madrid o Barcelona, «pero eso ha cambiado. Incluso los más jóvenes, tímidamente, las utilizan». En este sentido, apunta a que pertenece a un foro de amantes de las estilográficas que han puesto en marcha proyectos solidarios y otros, como ‘12 meses, 12 cartas', por el puro placer de escribir, en el que cada uno redacta una carta al mes a un miembro del grupo, «pero como siempre contestamos. Al final enviamos muchas más al año».
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