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Hoy, sábado, será la última sesión de Tai Ji que el grupo La disociación de Tai Ji celebrará al aire libre, bajo los árboles del Parc de ses Estacions, de Palma.

Se trata de un grupo que desde hace alrededor de diez años viene celebrando, en ese mismo lugar, esas sesiones los martes y jueves por las tardes, y los sábados por la mañana. Un grupo formado por hombres y mujeres, algunos mayores en años –el más veterano andará por los 90–, que no en espíritu, pues todos están dispuestos, a través de esta disciplina, que en momentos llevan a cabo con un abanico que abren y cierran de forma sincronizada con el movimiento que realizan, a mantener el equilibrio entre el cuerpo y el alma, lo cual es fundamental para la vida. ¿Que si disfrutan...? Basta con fijarse en cómo realizan los movimientos.

Lo importante es intentarlo

El maestro –¿se llama así?– es Ángel Marina, que al igual que casi todos los que están con él practicando bajo los árboles, es exmiembro de la citada Asociación de Tai Ji, «aunque –asegura– seguimos manteniendo las directrices que marcó su creador».

Él, ejecutándolos, va marcando los movimientos que el resto del grupo va realizando de forma más o menos sincronizada. Unos mejor que otros. Unos realizando el dibujo con manos, brazos, pies y cuerpo mejor que otros… Pero da lo mismo, ya que lo importante es que lo hagan… Por tanto, la estética avalada por la sincronización puede esperar.

¿Quién puede participar en estas sesiones?, preguntamos a Ángel Marina. «Quién quiera –responde–. Es más, estamos abiertos a todos. Eso sí –advierte–, hay una serie de normas, nada complicadas, que todos respetamos y cumplimos… Y en cuanto a qué días nos reunimos, pues los martes y los jueves estamos aquí cada tarde, sobre las 17,30 horas, y los sábados, sobre las 11.00. Pero esta semana, hoy, sábado, es la última reunión que tenemos. Y es que hace demasiado calor, ¿sabe? –¡y tanto!, pues pese a estar bajo los árboles, todas las frentes están perladas de sudor, igual que las camisetas–. Por eso, no nos queda más remedio que parar hasta septiembre, en que reanudaremos las sesiones, posiblemente en los mismos días y a las mismas horas. Esas, hoy por hoy,    son nuestras intenciones.

Una vez finalizada la sesión, que es, posiblemente, cuando el sol está en el punto más alto, por lo cual el calor, más que apretar, nos estrangula, Ángel Marina, con la frente perlada por el sudor y la camiseta bastante mojada –igual que los demás– saca de una bolsa de plástico unas diminutas pistolas… ¡De agua!, que reparte entre todos los que han participado en la tanda de ejercicios. «¡Venga!, refrescaos con ellas», les dice. Y como le hacen caso, todos reciben, cuando menos, una salpicadura, que dada la temperatura reinante –ya decimos, estrangulante– agradecen complacidos.

Pues eso, que si alguien se apunta, ahí estarán hoy, sobre las 11 de la mañana, y luego, en septiembre. Y ya sabéis, todos seréis bien acogidos. Lo único que se requiere es ganas de practicar. Además, es gratis, lo cual es otro factor a tener en cuenta. Pues a ver qué pasa en septiembre. ¡Y cuántos se apuntan!