Medio centenar de personas dedicaron la tarde de ayer a recoger residuos plásticos en la costa de Puerto Portals.

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Según datos de Greenpeace, ocho millones de toneladas de basura al año llegan a los mares y océanos. El 70 por ciento queda en el fondo marino, el 15 por ciento en la columna de agua y el 15 por ciento restante permanece en la superficie. Lo que vemos es solo la punta del iceberg. A priori, parece que las pequeñas acciones no pueden generar un gran cambio, pero sostenidas en el tiempo pueden marcar la diferencia. La costa de Puerto Portals fue escenario ayer del evento Blue Marina Clean-Up, una jornada de recogida de residuos en la costa enmarcada en el programa de sostenibilidad Blue Marina, impulsado por el puerto deportivo en colaboración con Mar de Fondo, un colectivo dedicado a reconectar a las personas con el entorno marino, despertando en ellas la necesidad de amarlo, respetarlo y protegerlo.

«El objetivo de este movimiento es transformar la forma en que las personas se relacionan con el entorno marino, convirtiendo así a Puerto Portals en un motor de cambio consciente y coherente con el medioambiente. En realidad, lo importante no es recoger una gran cantidad de residuos, sino juntar una comunidad unida por un mismo propósito, comprometida y que quiera ser parte activa del cambio», declara Pol Gehrig, miembro de Mar de Fondo e impulsor del proyecto Blue Marina junto a Puerto Portals.

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De esta manera, con un mismo objetivo en mente, más de medio centenar de personas se reunieron en la Escuela Municipal de Vela de Puerto Portals, que cedió sus kayaks y tablas de paddle surf para bordear la costa. «Cada vez que voy a la playa me encuentro un montón de plásticos, y me da tanta rabia que me pongo a recogerlos. Es importante concienciar a la gente de esta situación», expresa Lucía González, de 13 años. Y es que en esta actividad participaron personas de todas las edades, y parece que son los más pequeños quienes más clara tienen esta problemática.

«Me gusta mucho participar en esta clase de actividades. Es la segunda vez que vengo a una limpieza costera; los animales viven mejor y la naturaleza está más limpia», sostiene el joven Kai Matas, de solo 9 años. Así, cargados con gambaners, los participantes se lanzaron a la mar. Entre grandes yates y catamaranes, e incluso una boda flotante - en el mar suceden más cosas de las que parece -, avanzaron recogiendo toda la basura que se encontraban a su paso.

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Con el mar algo picado, pareciese que no hubiese un solo plástico flotando en la superficie. Nada más lejos de la realidad. Cerca de la costa se acumulaban plásticos de todos los tamaños, aunque como se ha señalado, la gran mayoría de basura se escondía bajo el agua. Después de dos horas de incursión marítima, los voluntarios volvieron a tierra firme, donde les esperaba bebidas frescas y algo de picoteo para recuperar la energía perdida. Finalmente, entre todos los participantes lograron juntar cerca de 15 kilogramos de residuos, microplásticos en su mayoría.