En total, se vertieron 18.000 litros de agua, «lo que gasta un campo de golf en medio día», según la entidad organizadora, Orgull Llonguet, que tuvo que contratar y pagar un camión cisterna, debido a que este año, ante la prealerta por sequía, el Ayuntamiento de Palma no ha suministrado agua ni para esta ni para el resto de fiestas con agua de las diferentes barriadas de Ciutat.
«Esto ha encarecido sensiblemente la factura de la fiesta, un sobrecoste que ha asumido Orgull Llonguet y esperamos recuperar con la venta de camisetas y merchandising y la recaudación de la barra», señala José Juan Luna, uno de los organizadores.
No ha sido el único contratiempo al que se han tenido que enfrentar este año los organizadores de esta popular celebración. El evento estaba inicialmente previsto para el pasado domingo 3 de septiembre, pero tuvo que posponerse por culpa de la fuerte borrasca que asoló gran parte de la Isla ese día. Con tanto contratiempo, se podría decir que la verdadera batalla quedó este año fuera de los focos, pero sin duda salieron victoriosos Orgull Llonguet, Palma y los palmesanos, que volvieron a apoyar masivamente este evento.
Los equipos empezaron a concentrarse en sus respectivas plazas al son de sus batucadas a partir de las cuatro de la tarde, en un ambiente más festivo y tranquilo en el caso de Canavall, y más enardecido y guerrero en el de Canamunt, aunque ambos 'ejércitos' coincidieron en que abundó el fuego amigo desde el primer momento, y la mayor parte de los contendientes llegaron ya empapados a la batalla en sí. La contienda arrancó sobre las cinco de la tarde, cuando ambos batallones se encontraron en el Parc de la Mar para protagonizar una espectacular y animada refriega, con la Catedral de fondo y amenizada en primera instancia por la charanga y, más adelante, por un pinchadiscos.
«Es nuestra primera vez. Nos ha animado a venir el tío de una de nosotras, que participa cada año», explican las adolescentes Clara, Ana, Marta y Sara, muy integradas en el equipo de Canamunt. «En realidad no somos del barrio. Vivimos en Palma, pero en las afueras», confiesan. «Nos está encantando, pero no esperábamos acabar empapadas ya antes de que empezara la batalla», señalan.
«Vivo en Porto Petro, pero me siento palmesana, porque he vivido aquí seis años, concretamente en este barrio», asegura, desde las filas de Canavall, la mallorquina de origen venezolano Rosa, que participa cada año en la fiesta y viene acompañada por un inglés, una americana y un eslovaco, todos ellos residentes en la zona de Santanyí. «Nos encanta esta fiesta: es muy divertida y el ambiente es muy sano», destaca.
8 comentarios
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Visca Canamunt!
Si volem estalviar aigua podem prohibir piscines a menys de 25 km del mar i ja està. Ara han sortit els ecologistes dretans, pensava que no n'hi havia
I mentres a pobles com a Esporles amb s'aixeta des carrer tancada per sequera....
Hay algunas quejas por la cantidad de agua usada, la misma cantidad que un campo de golf en medio día, pero a estos que se quejan no se les oye echar el grito al cielo por dichos campos de golf, los cuales únicamente pueden ser usados por ricachones, mientras que en esta fiesta cualquiera es absolutamente bienvenido. Hemos vuelto empapados a casa y con una buena sonrisa, a quien no le guste divertirse de esta manera que deje hacerlo a los que sí. Que todo os molesta macho.
Alguna manoseada...???
Vaya FIESTAZA!! Muchísimas gracias a Orgullo Llonguet por esta tarde de diversión
La roqueta...😅18.000 litros entre 3.000 personas son 6 litros por persona. No es tanto por una fiesta como esta. Seguro que podemos ahorrar en otras cosas.
18.000 mil litros de agua MALGASTADA en tonterías de gente que mejor sería que se quedara en su casa.