La reina Sofía en 2014, acompañada de la infanta Elena, sus hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica, y los cuatro y la infanta Cristina Cristina, Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene, posa para los medios de comunicación en la Escuela de Vela de Calanova. | M. À. Cañellas

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«De Mallorca me gusta todo», reconocía la reina Sofía este verano en la recepción a la sociedad balear. La monarca se ha mantenido fiel a Mallorca desde que aterrizó por primera vez en la Isla el 4 de agosto de 1973 junto a su marido, el rey Juan Carlos, y sus tres hijos. La familia llegaba a Marivent a bordo de un Seat 1430 junto a su mascota, su perra Laia, unas vacaciones que marcaron el inicio de una relación de doña Sofía con la isla balear que ya dura medio siglo. Este jueves la reina emérita ha celebrado su 85 cumpleaños en un día en el que seguro recordó con cariño sus escapadas a Mallorca.

Desde que se convirtió en Reina consorte en noviembre de 1975, convirtió Marivent en su refugio particular, un lugar en el que relajarse y disfrutar de la tranquilidad que ofrece la isla con paseos por el centro de Palma, visitas a mercados y reuniones familiares. El rey Juan Carlos también compartía este amor por Mallorca, y más en concreto por el Mediterráneo, ya que pasaba largas jornadas en el Club Nàutic de Palma y participaba en competiciones de vela, una afición que también ha transmitido a Felipe VI. Unas vacaciones aparentemente felices en las que la familia pasaba más de un mes en Palma y que en los últimos años se han ido acortando hasta los diez días de la actualidad.

Largas estancias

Eso sí, doña Sofía intenta pasar el máximo tiempo posible en Mallorca y, acompañada por Irene de Grecia, disfruta de la Semana Santa y de los meses de calor en Marivent. Este mismo año ella y su hermana fueron unas espectadoras de excepción de la procesión del Jueves Santo: ambas visitaron la iglesia de la Anunciació y se fotografiaron con el Crist de la Sang. Aunque solía asistir a la misa de Pascua de la Seu con los reyes Felipe VI y Letizia y sus hijas Leonor y Sofía, en los últimos cuatro años es la única que se ha dejado ver por la Isla en estas fechas.

La reina emérita siempre ha intentado transmitir una imagen de unidad familiar, algo que cambió cuando se hicieron públicas las polémicas de su marido. Tras la abdicación de Juan Carlos I en 2014, doña Sofía ha mantenido sus labores institucionales y suele acompañar a los Reyes en los actos públicos que llevan a cabo Mallorca como la recepción real. Unas obligaciones que compagina con comidas con amigos, como el matrimonio Radziwill Fruchaud, compras en Jaume III y sesiones de cine con sus nietas.

Durante este tiempo la monarca también ha apoyado la cultura local con visitas a museos como Es Baluard y Sa Bassa Blanca y en 2002 acudió a la inauguración de la planta impresora del Grup Serra, que imprime este periódico. Respecto a su lado solidario, ha dado visibilidad al trabajo del Banc d’Aliments, a Projecte Home y ha colaborado en la limpieza de la basura del mar y en la liberación de tortugas.

Ahora ha celebrado su 85 cumpleaños en Zarzuela, en el mismo año en el que cumple medio siglo desde que la Familia Real convirtiese el palacio palmesano en su residencia estival. Una fecha con sabor agridulce porque es el primer aniversario que celebra sin su hermano Constantino de Grecia, fallecido en enero a los 82 años.