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Uno de los baremos con los que se mide la actividad de los políticos es la calle y la opinión de los ciudadanos, y lo decimos por experiencia. Por eso, a diario, recorremos la ciudad, tomamos cafés o cortados con los vecinos o, simplemente, charlamos. En cuanto a los políticos, sobre todo los que acaban de llegar al sillón, deben acostumbrase a no excusarse con la herencia recibida por parte de sus antecesores, cosa que se hace con frecuencia, por no decir siempre.

El político cuando llega al puesto es para hacer cosas, sobre todo las que los otros han dejado de hacer, y no para quejarse. Igual que el político que se marcha porque las urnas lo han decidido así. Tras cuatro días en la oposición no puede echar en cara al que acaba de llegar que no hace, o que deja de hacer, tal o cual cosa, ya que le pueden contestar «tú has tenido cuatro años para hacerlo y no lo has hecho. Entonces, ¿de qué hablas?». Y así es cuando entran en una guerra dialéctica entre ellos: que si el ‘fango,‘ que si la ‘fachosfera’… Y mientras tanto, los problemas siguen ahí y ellos siguen cobrando igual.

Por eso, como nos sabemos la historia desde hace muchos años, vamos a seguir dando vueltas por Palma y contando lo que vemos a sabiendas de que esto no siempre gusta a los políticos. Aunque también hay cosas que llevan a cabo –pues esa es su obligación–, que contamos. Por ejemplo: un vecino de Son Xigala nos llama para decirnos que Infraestructures de Cort está reparando las aceras del barrio, concretamente las de las calles General Ramón Despuig, Passerel y Mussol. Pues que conste. Y si hay más por hacer en esa zona, que lo hay, que no paren. Entre otras cosas, porque para eso están.

Y hablando de aceras en mal estado, les mostramos una que podría estar en los puestos más altos del ránking de ‘las aceras en mal estado de Palma’. Está en la calle Leocàdia de Togores, próxima a la parte de atrás del viejo y destartalado edificio de la antigua cárcel de Palma en el que, según nos cuentan, cada vez viven más okupas en lo que fueron las celdas.

Pero volvamos a la acera, que más que una acera parece un puzzle al que le faltan piezas por colocar dado su pésimo estado. Y es que por encima de ella pasan coches, ya que está justo delante de la puerta que da acceso a una especie de centro gastronómico-lúdico. Así que a medida que entran vehículos, que son bastantes a lo largo del día, se va deteriorando más. Por eso solicitamos ‘a quien corresponda’ que se ponga ya manos a la obra.

Y más sobre aceras, porque llama la atención que en la avenida Alexandre Rosselló de Palma han arreglado por fin la ‘tapa-surf’ que había en la esquina, junto al alcorque destrozado por la raíz de un árbol. Sí, la han tapado bien, por lo que adiós al peligro que suponía y bienvenida a la estética, que poca o mucha, se ha conseguido con la reparación. Ahora bien, una vez más llama la atención que, ya que estaban allí arreglando la tapa y viendo el destrozo que ha ocasionado en la acera la mencionada raíz a menos de un metro, ¿por qué no lo han reparado también y así no tienen que ir otro día a hacerlo? Porque saben que vamos a insistir en ello...

Bañista

Recientemente, paseando por la calle Nuredduna a las ocho de la tarde, nos cruzamos con un hombre que iba sin camisa, en pantalón corto, descalzo y con las sandalias en la mano. Caminaba tranquilamente, sin prisas, dejando a su paso la huella de sus pies mojados, como el resto de su cuerpo.

Y es que iba todo mojado, desde la cabeza a los pies. ¿El motivo? El hombre se había estado dando un ‘bañito’ en el estanque de agua con dos chorros que hay en la zona central de dicha calle. Parece que le pareció suficiente para remojarse y refrescarse. «Pues no es el único que se baña –nos segura un vecino de la zona–, ya que hemos visto a otros que viven por aquí hacer lo mismo». ¡Pues qué bien!

El bañista de Nuredduna dejó sus huellas tras darse un ‘chapuzón’.

Mala imagen

El paseo terminó frente al solar okupado de la calle Manacor 44. Nos llamó la atención que al llegar nos encontramos con que la valla que lo separa de la calle estaba prácticamente tirada, cosa que hace que todavía tenga una peor imagen. Y eso que la valla, de por sí, ya es una vergüenza: vieja, forrada de tela verde, con agujeros, sucia, amarrada con cuerdas a unos soportes de metal… Entonces llamamos al vecino del solar, Jesús Molina y le preguntamos.

El solar okupado de la calle Manacor 44, cada vez en peores condiciones.

«Pues ya veis… –señala la valla, o lo que queda de ella–. Como el okupa a veces no está, vienen amigos o conocidos suyos, y como no tienen la llave, tiran de la valla hasta hacerse un hueco entre ella y la pared, dejándola así, para poder entrar. Y eso sucede a menudo. Por eso hay días que está puesta y otros que está medio caída, como hoy. En cuanto al Ajuntament de Palma, estuve hablando con responsables de este distrito y, bueno, más o menos me dijeron que estaban en ello. Mientras tanto, ya veis. Unos días está tirada, otros no, para en otros volverla a tirar. En fin, que más de lo que he hecho ya no puedo hacer. Por lo tanto, la pelota está sobre el tejado de Cort», nos dice.

Pues se ve que no la encuentran, pensamos, y eso que en teoría están en ello. ¿Saben lo que creemos? Pues que si el solar okupado, con la valla en el estado en el que está, estuviera al lado del domicilio de alguien de los que mandan, el problema ya se habría arreglado hace bastante tiempo...