La venta ambulante no deja de ser una práctica ilegal, además de competencia desleal hacia los comercios que pagan sus impuestos, motivo por el que consideramos que es necesaria una regulación y que se controle.

TW
0

Desde esta página queremos recordar una vez más que en la calle San Miguel de Palma la Policía Local echa a los artistas que desde hace años están exponiendo sus obras allí por el hecho de no tener los permisos que reclama el Ajuntament de Palma. Unos documentos que no consiguen porque no quieren asociarse a ninguna asociación que los tramita -que habría que ver por qué se permite eso-, ya que consideran que el Arte es libre y que ellos jamás han creado ningún problema; es más, algunos de ellos incluso han colaborado con Cort en iniciativas como la Nit de l’ Art… Las últimas noticias que tenemos es que desde Vox Palma se preguntará a la concejala correspondiente sobre este asunto que afecta a la calle San Miguel.

Desde aquí nos preguntamos por el motivo por el que mientras en la céntrica calle de Palma se echa a los pintores carentes de permiso, en otras zonas como en la calle del Jamón (Platja de Palma) mañana, tarde y noche, se permite la venta ambulante en la calle, una competencia desleal para los propietarios de las tiendas. Puede que digan que no hay agentes suficientes para estar detrás de ellos… Bueno, ¿y qué? Que los pongan, ¿no? Como también se deben poner más inspectores de establecimientos para ver, primero, si están abiertos de acuerdo a la licencia que les han concedido -pagando, claro-, y segundo, para que todo esté en orden. Porque ya han visto lo que ha pasado en Medusa Beach, que una vez ocurrida la desgracia se han puesto a mirar y resulta que tenía ciertas deficiencias. ¿Por qué no las detectaron antes? Ah, claro, es que no hay inspectores suficientes…

¿Cómo lo harán?

Aparte de esas ventas ambulantes de todo tipo de artículos en la Platja de Palma, ventas completamente al margen de la ley, vamos a ver qué pasa este verano cuándo multen a los turistas por consumir alcohol en la calle. ¿Habrá policías suficientes? ¿Se les cobrará al contado porque es probable que una vez que lleguen a su país no sepan dónde han dejado la multa? ¿Qué van a hacer? Porque el alcalde Jaime Martínez, semanas atrás, dijo que iba a multar a los que beban en la calle. Y también a los que vendan alcohol ¿Cómo lo hará?

¿Y saben lo peor? Que los de la oposición tampoco pueden levantar la voz, ya que durante los años que estuvieron en el poder también había vendedores en la calle, además de masajistas en la playa, venta y consumo de alcohol en la vía pública, prostitución callejera en las madrugadas… ¡De todo! Como ahora. Pero es que donde hay desorden tiene que haber alguien que controle la situación, y tampoco lo hay. Eso sí, a los artistas de la calle San Miguel que no tienen permiso, se les echa. O al dueño del bar que tiene una silla que sobrepasa la línea amarilla que limita la zona por la que paga, se le multa…

Ciudadano ilustre

El Ajuntament de Llucmajor ha hecho justicia con uno de sus ciudadanos más ilustres de los últimos tiempos. Ilustre, sobre todo, por su gran humanidad. Nos referimos a Tomeu Sbert, que fue policía local, y en sus ratos libres estudioso de la zona, lo que le convirtió en cronista oficial de s’Arenal. Y es que lo sabía todo, y si no lo sabía, lo preguntaba. Además, fue cofundador, editor y director de S’Unió de s’Arenal, y pregonero en las fiestas de Sant Critòfol. Memorable fue su pregón titulado Pinzellades de 30 pregons de festes dits a s’Arenal, en el que recogió lo más importante de los pregones pronunciados en dicha localidad entre 1984 y 2015.

¿Que por qué se hace justicia con él? Pues porque, siete años después de su fallecimiento, el Ajuntament de Llucmajor da su nombre a una calle de s’Arenal. El acto tendrá lugar a las siete de la tarde del próximo lunes, 8 de julio. Y nos tememos que vamos a ser tantos que no vamos a caber. Y es que Tomeu fue una persona que se hizo querer por todos.

Dudamos que en su vida de municipal pusiera una sola multa, ya que era capaz de esperar el tiempo que fuera necesario al infractor para advertirle de que no volviera a infringir la norma. Y por lo demás, si le buscabas, salía a tu encuentro. Y si le necesitabas, ahí estaba. ¿Color, ideología? Él respetaba a todo el mundo, no hacía distinciones. Encima estuvo muy ligado a la Federación Balear de Boxeo, de la que fue presidente entre 1974 y 1984.

En una ocasión, habiendo ido a Ginebra, Suiza, para asistir a un combate que enfrentaba a un púgil mallorquín, si mal no recordamos Francisco Fiol, con otro que ahora mismo no sabemos bien quién era, en el aeropuerto de regreso a Palma nos confundimos de puerta de embarque. O mejor dicho, nos confundieron, pues cuando llamaron para el vuelo de Madrid, nos pusimos en la cola para entrar en el avión que nos indicaron. Una vez dentro, y ya con los cinturones de seguridad puestos, Tomeu, en voz baja, nos dijo: «Me parece que nos hemos equivocado, porque fijaos en la gente, no hay ni un mallorquín. Ni creo que español…».

Ante la duda, nos levantamos y le preguntamos a la azafata si íbamos a Madrid. Ella, sorprendida, dijo que no, que «volábamos directo a Warszawa». «¿Varsovia?», le preguntamos. «Yes», contestó. Miramos a Tomeu y nos fuimos rápido: «Anda, tira y vámonos, que este no es nuestro avión». Al rato, una vez sentados en nuestros asientos correctos, Tomeu nos dijo: «¿Sabéis que? No tendríamos que haber preguntado, y una vez en Varsovia... Pues a ver que pasaba». Y es que era un hombre al que también le iba la aventura y la curiosidad. Lo que no entendimos es que nos dejaran entrar en avión que volaba a Varsovia mostrando la tarjeta, en la que ponía bien claro que nosotros íbamos a Madrid.