Imagen de Dani Rotstein junto al busto del periodista 'xueta' Gabriel Fuster Mayans. | M. À. Cañellas -

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Hace años leí una frase que define a la perfección la capacidad de emprendimiento del pueblo hebreo: ‘Los judíos sembraron trigo y cosecharon doctores’. Dani Rotstein es un ‘hijo de Sión’ que aterrizó en la Isla procedente de Nueva York. No buscaba un rincón apartado y paradisíaco para refugiarse del pasado, como Michael Corleone, simplemente anhelaba «un cambio». Llevaba años desempeñándose como productor de spots televisivos en Miami y la ‘gran manzana’, y justo cuando «iba a mudarme a Los Ángeles me salió una oportunidad para trabajar en Palma Pictures».

Sus estudios de cine le abrieron la puerta de Mallorca, donde vive con su esposa catalana, pero también le granjearon la oportunidad de firmar un documental a tres manos -junto a Ofer Laszewicki y Felipe Wolokita- titulado Isla Xueta, que explora «la identidad, la familia, la comunidad, el odio y la intolerancia que existe aún hacia los 'xuetes', y que fue muy corriente durante siglos en Mallorca». Otra de sus facetas emprendedora son las rutas por la judería de Palma que ofrece a través de su página web jewishmajorca.com.

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Rotstein aterrizó en la Isla pensando «que iba a ser el único judío», desliza con un atisbo de ironía. Cual fue su sorpresa al advertir el caudaloso legado que acumula Mallorca. Donde desde tiempos inmemoriales una cascada de acontecimientos anegan la historia de los denominados 'xuetes', descendientes católicos de los judíos conversos de Mallorca. Pero, ¿qué diferencia al judío mallorquín del resto? «Que en Mallorca se señalaba a quien tenía uno de los famosos quince apellidos 'xuetes', mientras que en otras partes de España no estaba tan claro quien era judío y quien no. Es un tema de Isla, al ser un entorno cerrado todos sabían quien era quien, en cambio en la península la gente con problemas se cambiaba de ciudad y ahí se acababa el asunto».

Durante mucho tiempo los 'xuetes' fueron discriminados por su ascendencia, cargando con un injusto estigma y siendo privados de sus derechos fundamentales, llegando a darse capítulos realmente escabrosos, como el que narra Carme Riera en su libro En el último azul, donde «habla del intento de fuga en barco de unos criptojudios, que eran quienes se mostraban como cristianos de puertas para afuera, mientras que en la intimidad practicaban el judaísmo. Sucedió el 7 de marzo de 1688, pero una fuerte tormenta frustró la fuga y no pudieron salir. Al regresar al barrio judío la Inquisición les estaba esperando, los apresó y torturó». Explica Dani que «de aquellas personas 34 renunciaron públicamente a su judaísmo y fueron ajusticiadas en el garrote, que era una muerte rápida». En cambio, «hubo tres personas muy conectadas con su identidad judía que proclamaron que habían nacido judíos y querían morir judíos. Ellos fueron quemados vivos frente a 30.000 personas en la Plaça de Gomila». Los nombres de los «tres mártires» son: Rafael Valls, Catalina Tarongí y su hermano Rafael Benito Tarongí.

De estas y otras historias da buena cuenta en sus tours por Ciutat, iniciados «en el verano de 2019, justo antes de la pandemia». Hay distintas rutas, una se focaliza en la época medieval, otra se enfoca en los criptojudíos, y luego hay otra en la que repaso la historia de los 'xuetes'». Explica Dani que su público son fundamentalmente «turistas internacionales», y confiesa que «al principio vinieron muchos alemanes no judíos, es curioso, pero hoy en día la mayoría son judíos de Inglaterra, Francia, América Latina y Estados Unidos. No vienen muchos de Israel, en su visita a la Isla prefieren comer, ir la playa y desconectar». El mallorquín también ocupa un papel importante: «Cada septiembre se celebra la cultura judía en Palma y los tours siempre están llenos».