El propietario de la peluquería, las dos modelos, Mónica y Miriam, y entre ambas, José Moñino, diseñador de los vestidos.

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Hace alrededor de 25 años, los peluqueros Moñino, además de ser hermanos, crearon y diseñaron vestidos hechos a base de cabello humano, lo cual causó sensación, puesto que muchas de esas prendas, algunas espectaculares, o cuando menos, llamativas, fueron adquiridas para lucirlas en alfombras rojas y presentaciones de automóviles y otros eventos.

Una modelo y una miss

Pues bien, el próximo viernes, 31 de agosto, José Moñino ha extraído del baúl de los recuerdos una serie de esos vestidos, a cual más vistoso y –¿y por qué no?– sexy, que presentará en la acera que hay enfrente de la peluquería Bella Palma Style, a un tiro de piedra de la plaza del obelisco. Prendas que lucirán dos bellísimas mujeres, la modelo brasileña, además de curadora de obras de arte –organizadora de exposiciones y eventos que tienen que ver con el Arte–, Mónica Fedatto (que llevaba puesto uno de esos vestidos), y la palmesana Miriam Campos, Miss Eart Barcelona Santissimx.

El acto, que dará comienzo a las cinco de la tarde –aunque la muestra de vestidos será alrededor de las ocho–, y que terminará alrededor de las diez de la noche, será presentado por Luis Miguel Suárez Diguele.

José Moñino, a quien encontramos en dicha peluquería, nos contó que lo de diseñar vestidos con cabello natural de mujer «fue a raíz de un sueño que tuve. Un sueño en que yo estaba haciéndolos. A la mañana siguiente, le di vueltas. Hablé con mi hermano, Bernardo, le propuse hacerlos, y como le pareció bien la idea, nos pusimos manos a la obra. Una vez confeccionados, los presentamos en Palma, y luego en Alemania, Italia, Francia e Inglaterra, donde tuvimos mucha demanda. Nos los alquilaban para lucirlos en determinados actos sociales».

Cabellos indonesios

Eso sucedía allá por finales del siglo XX: «Confeccionamos siete u ocho vestidos y con el paso del tiempo, y también en homenaje a mi hermano, que desde hace ocho años no está en este mundo, es por lo que he decidido sacarlos y presentarlos ahora. ¿Que cómo son? ¡Espectaculares!, ya lo veréis».

En realidad, al menos, vemos uno, el que luce la brasileña Mónica Fedatto, que, efectivamente, no pasa desapercibido, tanto por el diseño como por los cabellos que configura la minifalda. Y por supuesto, por cómo es ella. «Los cabellos me los traen de Indonesia, ya que en Europa, los precios de estos son altísimos, lo cual encarecería muchísimo el coste. Por eso los traigo de allí», justifica.

Según cuenta, hacer un vestido con cabello natural de mujer, entre que lo diseñas, lo confeccionas, lo pruebas, «te lleva mucho tiempo, como mínimo dos meses para que te quede como tú quieres».

Y en cuanto al precio de los vestidos de cabello natural de mujer, «al no ser un vestido como otro cualquiera, su precio oscila entre los 4.000 y 5.000 euros», señala Moñino, «porque solo en material lleva un gasto    de algo más de 1.500 euros. Debo decir también que alquilo esos vestidos para asistir a una gala, entrega de premios, presentación de vehículos, etc, con la particularidad de que asistes luciendo una prenda diferente y que no luce nadie, por lo tanto te conviertes en blanco de todas las miradas. ¿Que por cuánto lo alquilo? Pues entre 800 y 1.000 euros por día.    Pues por lo mismo, porque comprado o alquilado, sabes que nadie va a llevar algo que se parezca a lo que llevas tú, ya que es una prenda exclusiva».

Carteles en Sant Elm

lAlgunos vecinos de la bella y tranquila localidad andritxola de Sant Elm muestran su preocupación al ver carteles puestos por el Ajuntament de dicho municipio en determinados lugares, sobre todo en caminos que conducen a La Trapa. Carteles que advierten el vuelo de drones en la zona, y que si alguien teme que puedan afectar a su privacidad, que lo ponga en conocimiento del consistorio a través de su web. Dichos carteles están colocados por debajo de otros que prohíben la circulación de vehículos de ciertas características por determinadas zonas.

Dudas y preguntas

Naturalmente, y como no podía ser de otro modo, hemos hablado con algunos de los vecinos de la localidad y, mientras unos se preguntan si es que el Gran Hermano, de George Orwell, es decir, el ojo que todo lo ve, se ha instalado en el municipio con la intención de controlar, no solo las tierras y el mar, sino también vidas, o sea, todo, otros han buscado en la web a la que les remiten los citados carteles para que puedan pedir privacidad, sin encontrar    el apartado correspondiente en el que puedan llevar a cabo dicha solicitud: «No dudamos que poder pedir la privacidad pueda estar en algún lugar de la página, pero es que los que no estamos muy al día en buscar algo en concreto en la páginas web, como lo referente a estos drones, no sabemos cómo hacerlo», añaden los vecinos.

Además, apunta otro vecino en particular, «en el bosque donde he visto carteles de esos, los árboles impiden la vista de los drones, pues vuelan por encima de estos. Entonces, ¿cómo lo hacen para grabar todo?». Pues, visto lo visto, he ahí el quid la cuestión.

Necesitan más información

«Sí, porque si me baño desnuda en la piscina de mi casa, ¿cómo sé yo que no me están viendo desde algún lugar a través de los drones?», expone una vecina.

Pues, repetimos, así están las cosas. Vecinos de una localidad tranquila, algunos de ellos extranjeros residentes, sorprendidos, a la vez que preocupados, por esos drones que, según anuncia el ayuntamiento, pueden volar en cualquier momento, o están volando ya, por encima de sus cabezas. ¡Ah, ¿que vuelan para controlar la calidad del agua del mar a fin de mejorarla?, como se anunció hará unos ocho años. Pues si es así, que se lo recuerden, convocándolos en algún lugar de la localidad, y más cuando algunos de los vecinos de ahora, en esas épocas, no estaban. De lo contrario, seguirán pensando que el Gran Hermano puede estar ahí.