De nuevo, avisado por un usuario, nos dimos una vuelta por la Estación Intermodal de Palma. «Pásese y compruebe como el calor es insoportable», nos dijo. Hace dos semanas estuvimos en dicho lugar verificando las altas temperaturas que había en él y que aumentaban a medida que había más autobuses. Por eso se nos ocurrió preguntarle al conseller de Transports sobre la temperatura a la que estaba en su despacho. Lógicamente, ni se molestó en contestar.
Así que volvimos de nuevo. Porque ante el vicio de no contestar, está la virtud de insistir. Aunque en esta ocasión preguntamos a quiénes padecen esos calores. O para ser más exactos: quedamos en la estación con Susana Offideni, quien, además de trabajadora de la contrata de vigilancia Trablisa, pertenece a la Federación de Comisiones Obreras Hábitat, en la especialidad de salud laboral, con quién hicimos un recorrido por la misma, hablando con trabajadores, algunos de los cuales prefirieron mantenerse en el anonimato, aunque otros opinaron. Como ella.
No hay refrigeración
Quedó muy claro, otra vez, que si bien en la entrada, a cuyas espaldas están las puertas de acceso, o tornos, a los trenes y a la derecha la zona de bares y la escalera que conduce a la estación de los autobuses, la temperatura es más bien alta y más si tienes que permanecer ahí durante horas. «Está alta porque no hay refrigeración», -dice Susana, señalando hacia el techo, en el que vemos una serie de rendijas-. Sí, están los equipos, pero por ahí, no sale aire. Por eso hace tanto calor aquí».
Antes, al bajar al hall de la entrada principal, una de las escaleras mecánicas está averiada. «A menudo están rotas. Todo porque el mantenimiento deja bastante que desear». Desde allí nos trasladamos a la planta de abajo, a la estación de los autobuses. Al girar la esquina y entrar en la zona de los bares, notamos algo más de frescor. «En esta zona -además de los bares, señala dónde están las oficinas y las ventanillas de venta de billetes-, el calor no es tan agobiante, se puede estar… «Supongo -pensamos en voz alta- que si está refrigerado es por los bares y los funcionarios que trabajan en las dependencias que hay en esta parte de esta planta». Susana asiente.
A través de las escaleras descendemos a la terminal de buses, notando que el calor se agudiza a medida que pasas más tiempo ahí y mucho más si tienes cerca un bus en marcha. «¿Lo nota, no? Pues hay momentos del día, a primera hora de la tarde, que la temperatura es superior a la de ahora. Y si se fija en el techo -señala a las ranuras que entendemos que son para el aire acondicionado-, parece que todo está dispuesto para que esto esté refrigerado, pero al no salir el aire ¡pues así estamos! Por eso me temo que cualquier día tendremos una desgracia, y entonces, ¿qué?», reflexiona.
Le comentamos que a través del diario preguntamos al responsable de Transportes de la Comunitat que a qué temperatura tenía en su despacho y no contestó. Susana sonríe. «No me extraña. Es como lo de las denuncias. La gente las presenta por ventanilla, te dicen que las contrastan y que luego resuelven, pero todo sigue igual».
Solo carteles preventivos
Más adelante, nos cuenta que «desde CCOO Hábitat nos reunimos el pasado mayo con la directora general de Trabajo, Catalina Cabrer, y la directora del IBASSAL además de una responsable del Consorcio de Transportes y Movilidad, a las que trasladamos nuestra preocupación por el estado de la Estación Intermodal, ¿Resultado? Más de lo mismo y promesas incumplidas de la Administración. O sea, de soluciones, nada. Lo digo porque pedimos que para este verano la estación estuviera climatizada. ¿Respuesta? No te preocupes -dijo-, vamos a hacer una campaña preventiva y… Pues sí, la hicieron poniendo unos carteles preventivos en los buses, pero nada más. Tanto es así que la temperatura sigue siendo alta, muchos días altísima, y cuando más autobuses hay aquí, más alta todavía. Lo digo porque en algún aviso naranja hemos estado a 47 grados a las 17.00 horas en las dársenas de los autobuses. Y también es muy alta más abajo, donde están los trenes, sobre todo a la hora que los limpian, que es cuando termina el servicio de trenes, por lo que las chicas de limpieza lo pasan muy mal, ya que la temperatura sigue siendo altísima, y sino, que les pregunten a ellas».
Urge esa comisaria
En nuestro camino se cruza Pepi Sánchez, del servicio de limpieza de la zona de autobuses. Está barriendo alrededor de una columna… Se la ve bastante sofocada, con la frente perlada por las gotas del sudor… Nos dice que lleva más de 15 años limpiando allí. «Pues ya ve cómo estoy, chorreando. Y encima con una ropa que apenas transpira. Y si te acercas a los autobuses en marcha, peor. La verdad es que no entiendo como nos tienen así. Me refiero a los viajeros y a nosotras. Por eso, aquí quisiera ver yo a los que mandan… Sí, que vengan por aquí a las tres de la tarde y verán en qué condiciones está la gente. Porque también en invierno hay mucho que decir. Sí, aquí en invierno hay humedad y goteras por todas partes ¡Y solo dos mujeres limpiando!».
De regreso a la superficie, Susana nos cuenta que el lavabo de los minusválidos está cerrado «porque, por lo visto, se han llevado las tuberías» y estando frente a la escalera que conduce al párking. señala que «como el parque de ses Estacions no tiene vigilancia, la gente que, de noche, se cuela por la zona de la entrada al párking, una vez dentro buscan otras entradas que los llevan hasta el interior de la Intermodal, lo cual, pese a que hay cámaras, les permite hacer o llevarse lo que quieran o fumar porros por las escaleras... ¡O qué sé yo! Por eso -apostilla- a ver qué pasa cuando se abra esa estación de policía que el alcalde dice que quiere abrir ahí arrriba. ¡Ojalá! Mientras tanto, la vigilancia policial no existe». Por tanto, responsables de la Intermodal ¡atentos!, pues además de calores en verano, en invierno hay goteras.
Por otra parte, a ver a dónde van a parar todas las denuncias que a menudo reciben de parte de los usuarios. Y a ver también qué pasa con el servicio de los minusválidos, nos referimos al de la estación de buses. También a ver qué pasa con mantenimiento y con esa comisaría de policía, dotada con los mejores efectivos, que el alcalde Jaime Martinez quiere instalar en la Intermodal. Que si lo hace, recibirá el aplauso de todos.
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