El trío Talleres Molina deslizará hoy en Inca su EP de debut.

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En ocasiones, la edad tan solo es un estado mental, lo vemos en Talleres Molina, una banda que demuestra una subversiva actitud juvenil pese a que, como cantaba Gardel ‘las nieves del tiempo platearon su sien’. Su música se remonta en el tiempo para traer de forma actualizada, pero con cierto tono revival, un rock desnudo, primitivo, germinal. Hoy deslizarán su EP de debut, de título homónimo, en el Festival Mutante, que acoge el Quarter General Luque de Inca a partir de las 16.00, donde también tomarán partido Delaporte y Sexy Zebras, entre otros.

En su primer trabajo, Talleres Molina proponen cinco cortes sangrantes sobre amor, existencialismo, pérdida y, recubriendo el conjunto, una cierta sensación de sentirse perdidos en esta Mallorca que no se parece un carajo al dorado Shangri-La de su juventud. Sus guitarras son rudas pero melódicas, y sus letras apelan al borrachín grosero que todos llevamos dentro, ese ser quijotesco que como un púgil derrotado pero orgulloso aguarda la última estocada con la barbilla alzada. Hablan de noctambulismo errante (Pánico en las calles), cuentas por zanjar (Asuntos pendientes), penas asfaltadas (Mediterráneamente tontos) e incluso encontramos una energética versión del clásico de Franco Battiato Yo quiero verte danzar.

Esto es solo una muestra de lo que podemos encontrar en el debut del power trío mallorquín, nacido como proyecto paralelo de Urtain. «Teníamos la necesidad de mostrar una serie de canciones que había grabado en casa, canciones con una intención diferente a lo que hace Urtain, la idea era que el proceso de creación fuese menos elaborado, menos mental y más espontáneo, algo así como volver al principio, pocos acordes, todo muy básico y al grano», expresa Julio Molina, ‘voz cantante’ en ambos proyectos.

En la la carátula del single Pánico en las calles luce una imagen que recuerda a la portada del LP Sticky fingers de Rolling Stones, un afiche censurado en la España del tardofranquismo. Con un erotismo sutil y cierto aire setentero, Talleres Molina cambia la entrepierna ‘exaltada’ del álbum de los Stones por un tipo en vaqueros apretados con una llave inglesa en el bolsillo. Esta portada es el fiel reflejo del contenido del EP: rock ‘n’ roll, rabia, lujuria y sexo.

Accesorio

En estos tiempos en los que, para muchos, el rock es un accesorio del pasado, Talleres Molina se ha marcado un disco que es un mazazo de rock and roll clásico, de muchas pulsaciones, que se puede escuchar, cantar y bailar, de día y de noche, en soledad o acompañado. Hasta te lo puedes poner para correr. Sonido retro pero con los pies en el presente, son el hit imparable de una generación que languidece entre reality shows, reguetón y corrección política.