Julio Rubio con su entrenador, David Quiñonero. | G. E.

TW
0

Julio Rubio pega hostias como tranvías, como Poli Díaz, y ha sido portero de discotecas como Dum Dum Pacheco y tantos otros boxeadores. El trabajo de noche en la desaparecida Tito’s o en el bar Cuba quedó atrás hace años. Julio se centró en su trabajo como agente de la Policía Portuaria de Balears y en su pasión: el boxeo. El gimnasio Motorcity de Palma es su guarida.

El agente, a sus 48 años, va a competir en los X Juegos Europeos de Policías y Bomberos que se celebran del 11 al 20 de octubre en la ciudad de Braga, en Portugal. No será su primera vez encima del ring, ya que ha peleado en trece ocasiones como amateur.

«Debuté con David Quiñonero en la esquina en el año 2000 y acabaré con él», asegura el policía portuario, que considera que se puede practicar este deporte «a cualquier edad». La primera persona que le dio un puñetazo con un guante fue el padre de Pedro Mora, un hombre mayor, de unos 70 años. «Me dio un puñetazo y dije: ‘Esto es bueno’».

Un policía con puños de hierro
Julio Rubio, en las instalaciones del Motorcity. Foto: G.E.

La posibilidad de participar en los Juegos surgió hablando con un compañero y amigo, Adán José. «Es una motivación», dice el policía portuario, que ha superado una serie de lesiones en los últimos meses. «Me duelen hasta las pestañas, pero no hay problema», bromea.

Uno de sus ídolos es el exboxeador estadounidense Óscar de la Hoya, conocido como Golden boy. Aquí, en España, su referente es un entrenador y exboxeador del peso crucero que se llama David Quiñonero y que tiene un récord de 27 combates (26 KO) y una derrota.

Julio acaba su sesión matutina de boxeo, se viste el uniforme de la Policía Portuaria y se va a trabajar. En la parte izquierda del calzón negro lleva el nombre de su hija, Azaroa, que también practica el Noble Arte.

A Quiñonero no le sorprendió que el agente decidiera volver a subirse a un ring. «Julio lleva 24 años boxeando. La vieja guardia, como yo la llamo, se hace daño en una mano y boxea con la otra. Le duele un pie y se mueve menos. ¿Le duele el cuello? Pues intenta que no le peguen. Hay recursos para todo lo que pueda ocurrir. Y Julio tiene un ritmo de combate muy alto», comenta el entrenador.