Sedi, de riguroso luto, con la fotografía de esposo, Gabriel, siempre con ella. | R.D.

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Hace unos días falleció Gabriel Serra Socias, esposo de Sedi Behvarrad, persona afable, divertida y con buen sentido del humor, que fue miembro de la Asociación Moteros Unidos de Baleares, que además presidió, y con los que recorrió muchos kilómetros por Mallorca y diferentes lugares del país. Afortunadamente, dentro de la tragedia, la enfermedad tuvo un proceso rápido, ya que no transcurrieron muchos días desde que le diagnosticaron lo que padecía: cáncer de páncreas con metástasis en hígado y pulmón, hasta su fallecimiento.

«Sin embargo –nos cuenta Sedi, completamente destrozada por la perdida de su esposo– mientras pudo, en esos días que estuvimos en el hospital, y gracias a su buen carácter, se ganó la simpatía de quiénes lo atendieron. Las enfermeras lo llamaban Papá Noel, por su barba blanca, que cada día parecía crecer más... Y entre las pocas conversaciones que tuvimos –prosigue Sedi–, una fue referente a que lo que yo tenga, que cuando fallezca, pase al IB-Salut. ¿Por qué? Sencillamente por el excelente trato que recibimos durante su estancia en Son Llàtzer, a dónde decidió ir, primero porque es el que está más cerca de casa, y segundo, porque dijo que como había cotizado toda su vida, vayamos al hospital público, donde me tratarán bien. Y así fue. Por ello, no tengo palabras suficientes para dar las gracias a todo el personal. Por eso, ante notario, he dispuesto que el IB-Salut herede todos mis bienes. Todo esto, repito, lo hago en reconocimiento al excelente trato que recibimos, trato que pude ver que se extendía a todos, desde médicos hasta enfermeros. ¡Todo el personal es maravilloso!».

«Cedo todo lo que es mío al IB-Salut por el buen trato que nos ha dado»
Sedi, tras tomar su decisión, se la dijo a Soledad Gallardo y Fernando Navarro.

¿Y ese dinero, sabe a qué lo destinará el IB-Salut?
Decidí que este dinero vaya para que un enfermo en estado terminal de su vida esté en una habitación solo. Y decidí eso cuando, estando ya Gabriel muy mal, compartimos sus tres últimos días una habitación con otro enfermo de cáncer, separados ambos por una cortina, lo que significa, entre otras cosas, tanto para unos como para otros, perder la intimidad en momentos tan duros. Fue entonces cuando Javier Ureña me preguntó qué destino quería dar a ese dinero, contestándole que, como lo habíamos estado pasando tan mal durante esos días compartiendo habitación, que se destinara a esta causa, es decir, a abonar una habitación para que el enfermo terminal esté en ella solo con su familia. Y en el caso de que los hospitales del IB-Salut estuvieran completos, alquilarlas en clínicas privadas. Y así quedamos. Habitaciones individuales –subraya–. También se especifica –apostilla– que el paciente recibirá todos los cuidados que el personal sanitario considere necesarios para aliviar su sufrimiento.

¿Ha informado al IB-Salut sobre esto?
Sí, ya se lo he comunicado a Soledad Gallardo, gerente de Son Llàtzer, y a Fernando Navarro, director del Departamento Jurídico del hospital. Ambos están completamente informados.

Sedi, ¿cómo será su vida a partir de ahora, sin Gabriel a su lado?
Gabriel sigue conmigo –esboza una leve sonrisa–. Le siento en cada momento, lo cual me da mucha fuerza para seguir adelante. Aunque físicamente ya no está aquí, pues hace unos días se fue al cielo, como un ángel… Aunque sé que me reuniré con él algún día. Mientras tanto, trataré de seguir viviendo como si estuviera conmigo. Además, no estoy sola; tengo a mis dos perros y a una lora de 17 años que no para de hablar, imitando las voces de Gabriel y mía. También tengo 50 gatos que viven en una colonia legalmente establecida en el solar junto a mi casa. Les doy de comer y paso el tiempo que puedo con ellos. Pienso llenar la casa de fotos de Gabriel, incluso algunas grandes, y... Pues como le digo, aunque su ausencia ha dejado la casa vacía físicamente, siento que sigue aquí, conmigo.

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Además tiene muchos amigos que la quieren, como ha podido ver estos días…
Sí, y les agradezco mucho por estar a mi lado, tanto en el tanatorio como la semana pasada, en el funeral. La iglesia de San Magín estaba llena de flores, y algunos amigos le recordaron leyendo poesías. Sí, afortunadamente tengo muchos amigos. Incluso, pocos días después de su muerte, algunos vinieron a casa, a buscarme para que no estuviera sola. Les agradecí el gesto, pero prefiero quedarme aquí, pasando el duelo. Les dije: No estoy sola. Siento que él sigue a mi lado. Y luego están mis perros, mis gatos y mi lora...

¿Entonces...?
Pues que estoy con mucho dolor, sí… Y encima estoy también un poco preocupada por mi hermana mayor, que vive en Austria y que ha sido operada estos días. Por eso no pudo venir a Mallorca, a acompañarme. Pero me tranquiliza que mi otra hermana está con ella.

Imaginamos que física y anímicamente no estará muy bien...
Se lo puede imaginar. Mal, muy mal. Estoy con el corazón roto de dolor, pues he perdido a la persona con la que he compartido 34 años de nuestras vidas, siempre juntos. Por ello, veo que no se me va a normalizar la vida tan fácilmente, pues, además de estar muy afectada por lo que ha ocurrido, no me encuentro bien.

De todos modos, la vida sigue –le decimos, a fin de animarla–. Tiene muchos amigos, es presidenta de la Asociación Persa de les Illes Balears, miembro de los dos grupos monárquicos de la Isla, el que preside Rafael Xamena y el de José Fernández, y está también su grupo, Las Sedi Girls. De verdad que no sé que haré a partir de ahora. Así que dejemos que pase el tiempo... Y ya veremos, nos dice.

En la despedida, Sedi añade que el IB-Salut, en la habitación de Son Llàtzer que falleció su esposo, colocará una placa con su nombre, en su recuerdo, señalando, además, que su esposa ha tomado la decisión de donar todo lo que es suyo a esta institución para que los enfermos terminales puedan llegar al fin de sus vidas en la intimidad de los suyos.