Clara Ingold. La actriz, cantante y humorista lleva su show a la Part Forana. | Teresa Ayuga -

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Su análisis de lo cotidiano recuerda a la forma en la que Woody Allen retrata los conflictos del alma y las contradicciones, con esa superficialidad chic tan profunda, irrebatible y demoledora. Quizá fruto de una educación en la que nos han cubierto de expectativas inalcanzables. En Paloma de parque, el certero monólogo de Clara Ingold, cada frase es gol. Perlas de una sabiduría granjeada a base de castañazos y mazazos emocionales. Esta one woman show (canta, actúa e interactúa con el público) traza una reflexión sobre el paso del tiempo, las relaciones, el canon estético y otras tragedias cotidianas bañadas en humor, una de las herramientas de concienciación más potentes que nos quedan. El Auditori de Santa Margalida la acoge este domingo (19.00 h) dentro de la programación descentralizada del FesJajá.

Y llega ese momento en la vida en el que contemplamos la risueña ignorancia de una ‘paloma de parque’ con cierta envidia, quizá sea lo más parecido a la felicidad que muchos podrán experimentar…
La vida adulta puede resultar un poco abrumadora. Y ver la inocencia de los animales que viven ajenos a todas las movidas que suceden, pues claro que nos puede llevar a sentir cierta envidia.

Más que un show, Paloma de parque es una declaración de intenciones…
Hacer un show hoy en día sin hacer una declaración de intenciones es perder el tiempo. Es el canal que utilizo para posicionarme y hacer quizás un poco de espejo, ayudar a la gente a darle un giro cómico, requisito indispensable para los tiempos que corren.

En su monólogo prevalece una mirada instalada en la ternura y otra en la caricatura ¿cómo le saca partido a esa contradicción?
La verdad es que no lo sé, yo trato de trabajar desde mi misma. No sé si tengo mucha ternura la verdad, diría sensibilidad con ciertos temas, o incluso crudez, transparencia.

¿La realidad es el mejor motor creativo?
Sin duda. Es todo un cúmulo de paradojas y sinsentidos que son inspiración constante.

¿Por qué es mas fácil proyectar las carencias y abusos de nuestra sociedad en el humor?
Porque la alternativa es la impotencia de ver como están las cosas y poder hacer poco para cambiarlas. Y porque con el humor hay un margen de acción, y puede ayudarte a cambiar (un poco) tu percepción de la realidad, quitándole hierro, riéndote de nuestros problemas del primer mundo.

En escena es como una mujer orquesta: combina stand up, interacción con el público, canciones en directo...
Tengo un abanico amplio, me divierte combinarlo y ayuda a captar la atención del público, cada vez nos cuesta más prestar atención a algo durante 70 minutos.

Nos han inculcado una forma de concebir las relaciones contaminada por conceptos tan místicos como el destino, que es uno de los bulos que nos coló Hollywood. ¿El cine es culpable de la mala gestión de nuestros desbarres amorosos?
Por supuesto, el cine va conformado nuestra visión del mundo desde pequeñitos. Son herramientas que van dando forma a nuestra percepción de la realidad. A las mujeres nos la han metido bien doblada con los estereotipos.

Por momentos, su show me recuerda a 500 Días Juntos, un filme que muestra una historia de amor con los roles intercambiados: ella es decidida, valiente y está abierta al amor; mientras que él es sumiso, complaciente y vulnerable… ¿Se identifica con estos roles?
He estado en ambos roles, lamentablemente mucho más en el de la sumisión y la vulnerabilidad, y también es algo de lo que se puede salir, sin, por ello, perder sensibilidad.

Siempre tratamos de conciliar conceptos como el amor, la convivencia y el sexo, ¿perseguimos un imposible?
No lo creo, pero desde luego el sistema capitalista en el que vivimos de la novedad constante, la belleza eterna y otros estereotipos superficiales no nos lo ponen fácil.

¿Qué opina de que, tras el movimiento Mee Too, en algunos sectores del show business siga instalada la falocracia?
El patriarcado es un business que lleva siglos funcionando. Queda mucho trabajo por hacer.

¿El humorista tiene menos libertad hoy que hace 10 años?
No lo creo, pero sí hay más conciencia. Hacer humor hacia abajo antes estaba permitido. Humor racista, gordofóbico, machista, eso era lo normal y se aplaudía. Pero para mi gusto es más interesante hacer humor hacia arriba.

Si sentamos en el diván el sentido del humor mallorquín, ¿cuál sería su diagnóstico?
Creo que somos capaces de reírnos de lo que nos pasa y una vez más volvemos a lo de antes, por pura impotencia diría yo. Me gusta mucho que para nosotros el verano empiece con el primer caso fallido de balconing. Eso dice mucho.