«Yo soy uno de los personajes que montamos el árbol de Navidad. El problema es que soy un desastre y nadie quiere que le ayude porque siempre la lío», relata el payaso con un acento italiano que es (casi siempre) tan alegre como soñador. Y es que a medida que transcurre un espectáculo en el que encontraremos todo tipo de sorpresas salidas de la imaginación y el arte. «Los personajes nos vamos convirtiendo a medida que la obra avanza en las partes que componen el árbol: el hombre de galleta, las bolas brillantes, la estrella… todo» y añade que «la magia de la Navidad nos hechiza a todos. Este show tiene un hilo conductor muy chulo con una gran sorpresa final que tendrán que venir para saber cómo termina».
Acróbatas
Con un aforo de 650 butacas, «este teatro pequeñito» como lo define el clown, contará con un elenco formado por 25 artistas internacionales que conforman un personal escénico «de primera categoría». Para conocerlo pasamos a la carpa donde los operarios terminan de construir el mundo de ilusión. El teatro se encuentra oscuro y se siente un calor ligeramente sofocante. Solo las letras doradas que ribetean CIRCUS en el cartel y presiden el escenario aportan algo de luz.
Allí, Richard Fagioni, su verdadero nombre, enumera algunas de las atracciones que encontrará el público dentro de dos días en este mismo lugar. «De los artistas que participan yo destacaría los acróbatas del Circo de Cuba, también a los especialistas en piruetas del balancín sube-y-baja y los expertos en mastircino, un tubo de bambú del que se cuelgan y hacen acrobacias antes de caer en una colchoneta. Ah, y también los alambristas a gran altura. Son dos chicos jóvenes muy buenos que hemos traído del Festival de Circo de Perú que también hacen el ‘péndulo rueda de la muerte’», enumera con ilusión Richetto.
Todo ello combinado con «música, luces y una escenografía muy cuidada», a lo que hay que añadir el secreto para que una obra de arte triunfe: la esencia. «Hay mensajes y humor para todo el mundo. El mensaje de este espectáculo es que, al final, aquél que no cree acaba haciendo lo que nunca hubiese imaginado. Se van a divertir el niño de cinco años y el niño de noventa. Lo que traemos es alegría y felicidad a todo el mundo, que es una cosa muy necesaria hoy en día».
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