Los Reyes Magos de Oriente en Cort. | Teresa Ayuga

TW
9

En la noche de Reyes, los sueños se hacen realidad y lo imposible toma forma. Brujos, hadas, ángeles gigantes o bufones fueron algunas de las criaturas fantásticas (o no) que recorrieron ayer por la noche el centro de Palma durante la Cabalgata de los Reyes Magos. A las seis de la tarde pero ya anocheciendo la goleta centenaria Rafel Verdera atracó en el Moll Vell de Palma llevando consigo a Sus Majestades de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar. Allí estaba el alcalde, Jaime Martínez, que tras recibirlos como máxima autoridad de la ciudad les entregó las llaves mágicas con las que han conseguido entrar en todas las casas y dejar allí los regalos.

A continuación, se inició una cabalgata formada por 20 carrozas y 200 figurantes de lo más variopintos. Los carruajes no andaban solos ya que, entre una y otra, diversas comparsas animaban el ambiente con música y color para las más de 55.000 personas que, según la Policía Local, asistieron al espectáculo. Padres y niños, pero también grupos de jóvenes, extranjeros residentes, turistas que pasan las Navidades en la Isla o gente diversa dispuesta a disfrutar de un espectáculo único de manera gratuita abarrotaron el centro: desde Jaume III a el Passeig Mallorca pasando por la calle Unió o el Passeig Mallorca. En este último enclave se vivió una de las anécdotas de la noche cuando, muy cerca del mítico restaurante Los Rafaeles, una mujer micrófono en mano invadió la calle para intentar, a pleno pulmón, vender un estudio de su propiedad ubicado en la Plaza Mayor... sin éxito.

Mientras tanto, se veía familias que habían traído su silla, otros se sentaron en el suelo o en un bordillo. Los niños comentaban la jugada con su pandilla de amigos y los adultos quemaban el tiempo con el siempre omnipresente móvil. Los vendedores ambulantes intentaban hacer su agosto y la gran hora se acercaba.

Noticias relacionadas

Una hora antes del gran momento Mónica Tur y su hijo, Vicente, de cinco años, esperaban el gran momento en la calle Jaime III. Era la primera vez que acudían juntos a la cabalgata. La madre cuenta que «lo que más le gusta es contar los días que falta hasta que llegan los regalos. Cuando ha pasado Papá Noel hace la cuenta atrás. Hasta Papá Noel los Reyes no existe. La Navidad termina con Papá Noel y luego vienen los Reyes».

Fantasía

Después de que los más pequeños pudieran ver guerreros masais, caballeros y damiselas medievales o un coche con avión incorporado entre otras increíbles sorpresas llegó el plato fuerte: las tres carrozas reales con su respectivo monarca precedida cada una por los anunciadores. Por otro lado, los más golosos seguro que pudieron disfrutar de algún que otro caramelo ya que se repartieron dos toneladas de estos dulces.

La traca final se vivió pasadas las nueve de la noche en la plaza de Cort donde Sus Majestades subieron, como es tradición, al balcón principal y emitieron su mensaje tras saludar cariñosamente pero desde la lejanía a todos los ciudadanos de Palma. Los centenares de personas aplaudieron a rabiar a los tres Reyes antes de que desaparecieran hasta el año que viene.

La noche se desarrolló sin ningún problema de importancia y el pasacalles más masivo de Palma salvo una situación cómica vivida cuando un coche de los Bombers de Mallorca, incapaz de arrancar por sus propios medios, tuvo que ser empujado a la fuerza por tres personas del público para enderezar la situación. El año que viene, las calles de Palma volverán a disfrutar un espectáculo mágico.