El consultor palmesano Gabriel Morell lleva 13 años viviendo en China, está especializado en el gigante asiático y está a punto de publicar un libro sobre la cultura china
Imagen de Gabriel Morell. | Lalo Garau
Lalo GarauPalma20/02/25 4:00Actualizado a las 11:08
El nombre chino de Gabriel Morell (Palma, 1986) es (’Xiǎo X’), que significa algo así como pequeño del oeste. Y es que este palmesano llegó muy joven a China, hace ya 13 años, cuando una galopante crisis económica obligaba a muchos jóvenes españoles a buscarse la vida fuera de nuestras fronteras. Desde entonces Morell, ha trabajado con corporaciones como Aliexpress (ayudando a la empresa a entender y atraer al cliente occidental), Turespaña (en la creación de contenido para atraer al turista chino) y otras multinacionales como Microsoft, Coca-Cola, Louis Vuitton o McDonalds. Es consultor especializado en el gigante asiático y está a punto de publicar el libro ‘Puentes de seda’, en el que desmenuza la cultura y los usos sociales de este país.
¿Cómo fue su aterrizaje en China? —Caótico, confuso, duro y al mismo tiempo divertido, como suele ser el de la mayoría de recién llegados occidentales. En esa época, apenas había carteles en inglés, casi nadie lo hablaba y tampoco había aplicaciones de traducción, de mapas, ¡ni siquiera acceso a Whatsapp o Google! Así que iba muy perdido. En el libro cuento todas aquellas cosas que me hubiera ido muy bien saber cuando llegué.
Como por ejemplo... —Hasta saludar es muy diferente. Les extraña mucho si les dices ‘¿Cómo estás?’, se lo toman como una pregunta literal. Allí, la fórmula de saludo es ‘¿Has comido?’, reflejo de su duro y austero pasado.
En el libro, dedica un capítulo entero al tema de comer. ? —Es realmente fascinante. Cuando te invitan a comer, quieren asegurarse de que disfrutes lo máximo posible, y no paran de ofrecerte comida, así que es mejor ir con hambre. Y como se te ocurra decir que algo te gusta, prepárate para que te pidan más. Además, tiene que haber un equilibrio entre los diferentes ingredientes según la medicina tradicional china y los colores de los alimentos. Por no hablar del tema de beber.
Cuente, cuente.… —Ser buen bebedor ayuda mucho en China, porque los negocios se suelen cerrar en la mesa y, por norma general, siempre hay alcohol de por medio. Se considera que una persona que bebe es de confianza y no está tratando de ocultar nada. Aquí también se puede observar la flexibilidad y adaptabilidad china, y cómo tienen soluciones para todo. Si no puedes beber porque tienes que conducir de vuelta, en China existe un servicio innovador: por aproximadamente el doble del precio de un taxi, un chofer se desplaza a tu ubicación con una bici eléctrica plegable, la mete en tu maletero, y te lleva a casa sano y salvo. Otra solución es que traigas a alguien que beba por ti: un amigo o familiar, un empleado o, incluso, existen bebedores profesionales para llevar a las comidas de negocios. De hecho, hay hasta una academia para enseñar a personas de negocios a beber, el protocolo en la bebida, etc.
Gabriel Morell con un ejemplar de ‘Puentes de seda’.
En Mallorca también se bebe bastante... —Sí, tanto chinos como mallorquines tenemos mucho en común. Como nosotros, ellos dan mucho valor a la familia, y tienen un gran sentido del humor, si bien es cierto que los chinos no suelen hacer uso de la ironía. Es gente muy cercana, atenta y amable. No son tan cerrados como dice el estereotipo, igual que los mallorquines. Incluso la gastronomía balear guarda muchas similitudes con la china, y algunos de nuestros platos encajan muy bien con sus gustos y protocolos, como el ‘frit’ o las ‘sopes’.
Sostiene en su libro que nos interesa atraer al turista chino. —¡Desde luego! Es un turista de alto poder adquisitivo y muy interesado en la cultura y la tradición. Mallorca cada vez tiene más presencia en las redes sociales chinas, aunque no lo sepamos. Las administraciones baleares deben gestionar la imagen que damos para presentarnos no como un destino de masas y barato, sino de un lujo exquisito y exclusivo. Al mismo tiempo, las empresas mallorquinas pueden adaptarse muy fácilmente a las necesidades y usos del turista chino. Es solo cuestión de interesarse en conocerlo.
El Chino es un pueblo intrigante y pienso que con el tiempo serán la máxima potencia económica mundial, los veo siempre trabajadores , innovadores, gente sería y nunca los ves metiéndose en problemas, siempre los ves trabajando. Pocas veces en un restaurante comiendo, eso sí ellos cada día tienen más bares y comercios.
7 comentarios
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Sobrasada rockSí hombre, en los ojos.
Pues yo no veo que tengamos absolutamente nada en común.
Siiii un montón!!!en el arroz al menos jajajajjajjaaj
la Xina ha crescut econòmicament sense robar recursos a base de guerres, deu ser dels unics estats que ho han fet. Són un exemple a seguir
Bravo por él. Un pionero.
El Chino es un pueblo intrigante y pienso que con el tiempo serán la máxima potencia económica mundial, los veo siempre trabajadores , innovadores, gente sería y nunca los ves metiéndose en problemas, siempre los ves trabajando. Pocas veces en un restaurante comiendo, eso sí ellos cada día tienen más bares y comercios.
Tenemos mucho en comun? sigue viviendo en China