Los planes de monetizar la compañía tal vez no van a ser tan rápidos como el empresario pretende. | Reuters

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El millonario Elon Musk, propietario único de Twitter desde el pasado jueves, adelantó hoy algunas de sus ideas más esperadas sobre el futuro de la red, y sugirió que la versión «premium» de la red costará 8 dólares, supuestamente en Estados Unidos. En una serie de tuits, aclaró a continuación que ese precio será «ajustado por país, en proporción al poder adquisitivo». La versión llamada Twitter Blue, hasta ahora con escaso éxito y disponible en muy pocos países, tendrá las siguientes ventajas: prioridad en respuestas, menciones y búsquedas, «algo esencial para combatir el spam», facilidades para postear largos vídeos y audios y, por último, «la mitad de publicidad». Y los anunciantes tendrán un «muro de pago».

Musk sale así al paso del debate abierto ayer desde que un medio asegurara que pensaba cobrar 20 dólares por el Twitter Blue, y señala que el nuevo sistema que piensa aplicar significa «poder para el pueblo», mientras que el actual es «un sistema de siervos y señores». Nada más postear estos mensajes, comenzó a recibir miles de retuits y de respuestas, desde los que aplauden la iniciativa hasta los que anuncian que abandonan la red.

Atmósfera de miedo y recelo

Dentro de la compañía, los medios aluden a la atmósfera de recelo que se respira ante la certeza de que Musk planea recortes de plantilla, en proporciones que varían del 50 al 75 % según distintas fuentes, y sin que el millonario las haya confirmado hasta el momento, más allá de despedir a la junta directiva anterior. El empresario llegó a la sede de Twitter en San Francisco el pasado jueves -en una imagen ya famosa en la que acarreaba un lavabo- acompañado de varias personas de su confianza entre los que se repiten varios nombres: su abogado personal Alex Sapiro, el inversor en tecnología Jason Calacanis o el jefe de la compañía familiar de Musk Jared Birchall.

El mismo Musk o sus asesores han comenzado a interrogar a los empleados en Twitter para que expliquen cómo funcionan los algoritmos o el control de contenidos, la forma en que operan los equipos de trabajo y las funciones de cada uno. «La amenaza de despido pende si no se consigue impresionarlos», dice una fuente citada por CNBC. Ese mismo canal se pregunta cómo ingenieros expertos en automoción eléctrica pueden contribuir a mejorar Twitter cuando son dos actividades sin relación alguna, y cuando a Twitter le afectan legislaciones sobre contenidos que van cambiando de país en país y pueden afectar altamente a su propia esencia.