Aunque con una elevada tasa de no presentados –el 43 por ciento–, la Conselleria d'Educació inició ayer a cabo las pruebas de acceso a las 1.144 plazas de todos los niveles del sistema educativo. La convocatoria venía arrastrada del pasado año, cuando se tuvo que suspender como consecuencia de la pandemia. El objetivo de estas oposiciones no es otro que reducir la elevada tasa de interinidad con la que trabajan los profesionales de la enseñanza. El porcentaje se quiere rebajar al 23 por ciento al final del proceso actual.#Es un dato que pone de relieve el grado de inestabilidad en el cual vienen desarrollando su labor los docentes en Balears.
Un problema crónico
La interinidad se ha convertido en el mundo de la enseñanza en una situación persistente para miles de docentes; siempre por diversas causas, pero en la mayoría de las ocasiones por la falta de interés de la propia Conselleria. Es una dinámica heredada de legislaturas anteriores. Con el pretexto de las crisis económicas y la prohibición de nuevas oposiciones de trabajadores públicos, los centros escolares se han visto en la obligación de tener que trabajar con plantillas inestables e improvisadas, lo que repercute en la calidad de la enseñanza que reciben nuestros jóvenes.
Esfuerzo importante
El Govern –en el caso de ayer, la Conselleria d'Educació– está tratando de revertir la situación. En los últimos meses se han sucedido las convocatorias para los diferentes cuerpos de la Administración general, sanidad y, ahora, educación. Corregir la precariedad laboral también es una obligación de los responsables institucionales. Cronificar la interinidad de los trabajadores públicos es un error que se comete con insistencia y que acaba generando situaciones personales muy complicadas. Reducir la provisionalidad laboral de nuestros docentes repercutirá en la mejora de la calidad de la enseñanza en las aulas.
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