Las buenas sensaciones con las que ayer arrancó la campaña ‘Amb el Producte de Mallorca' –impulsada por el Consell de Mallorca para incentivar el consumo de, sobre todo, productos agroalimentarios locales– supone un espaldarazo para el sector agrario y el de transformación de su producción. Es una oportunidad para la dinamización y la reactivación de una actividad clave para la diversificación de la economía y el mantenimiento de la actividad agropecuaria en estos tiempos especialmente difíciles para payeses, ganaderos y elaboradores artesanos.
Incentivos
La campaña del Consell pretende fomentar el consumo de productos de kilómetro cero. Para ello se ha creado la formula del bono regalo: un lote de 22 productos con denominación de origen insular que recibirán quienes gasten un mínimo de 200 euros en cooperativas agrarias o establecimientos de la cadena Agromart, entre otros. No es cuestión baladí, ya que el éxito de la campaña supondrá un gasto en producto local de al menos 955.000 euros si llegado octubre se agotan los 4.778 bonos ofertados. Algo del todo previsible, pues sólo durante las primeras horas de la jornada de ayer (primer día de campaña) se consignó el 10 % de los bonos.
Función social
Nadie debería dudar de que muchas de las dificultades por las que atraviesa el sector primario de Mallorca se solucionarían con un mayor consumo de productos locales. Durante los meses del confinamiento se experimentó un importante repunte al respecto. Pero con la llegada de la nueva normalidad regresaron los viejos hábitos. Entre ellos, el de abogar por norma –a buen seguro, de forma inconsciente en muchos de los casos– por la producción foránea. Priorizar el producto local y de proximidad contribuirá a reactivar la economía del sector más resiliente de Mallorca, cuya función social en esta tierra no es menos determinante que la puramente crematística.
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