A instancias de la Conselleria de Salut, el Govern de Francina Armengol aprobó ayer solicitar al Tribunal Superior de Justicia de las Illes Balears (TSJIB) el aval que permita exigir al personal sanitario de las Islas la presentación del certificado COVID para acceder y desempeñar sus puestos de trabajo en la sanidad pública y privada. También para que los cientos de profesionales del IB-Salut que todavía no han tenido a bien vacunarse contra la pandemia deban someterse a tres pruebas diagnósticas semanales, dos de ellas PCR, para seguir ejerciendo su actividad.
Reacción al fiasco normativo.
Esta medida del Ejecutivo autonómico, que deberá ser avalada por el TSJIB, llega después del fiasco de dejar fuera de la exigencia del pasaporte COVID el acceso a bares y cafeterías con aforos superiores a las 50 personas en pleno puente, mientras, en las mismas fechas, se hacía lo propio en restaurantes. Después también de que la ciudadanía balear haya tenido constancia de que más de 1.500 docentes se niegan a recibir algún tipo de vacuna contra el virus cuando el Govern abre desde hoy citas para vacunar a niños de 9 a 11 años y el número de aulas confinadas va en aumento.
Aval de la ciudadanía.
¿Será el sector educativo el próximo en verse en la tesitura de presentar certificado de vacunación o someter a pruebas PCR a los docentes contrarios a la vacuna? El portavoz del Govern rechaza especular sobre la posibilidad de extender esta petición a otros colectivos profesionales. No obstante, a nadie se le escapa que, en pos de garantizar la seguridad de centros hospitalarios y pacientes, el Govern da un paso más hacia la obligatoriedad de la vacunación de determinados grupos de empleados públicos, como son los que integran sanitarios y profesores; cuyos casos de renuencia a la vacuna causan no poca indignación entre la mayoría de ciudadanos. A la espera del aval del TSJIB, Armengol cuenta, esta vez sí, con el de la calle.
4 comentarios
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NereidaLos tontos buscan verdades absolutas en su pequeño círculo de vida. Esto le ha pasado a mi primo, mi vecina, mi cuñada, a mi… y como a mi me ha pasado así, igual le tiene que pasar a todo el mundo. Yo he pasado la covid sin estar vacunada, así que la vacuna no sirve para nada. Nadie se acuerda ya del pánico a morir que nos asaltó a todos en abril de 2020. Las imágenes de miles de muertos se nos han borrado de la mente, porque el cerebro es muy listo para olvidar las cosas feas. Gracias a las vacunas, esos cientos de muertos diarios se han convertido en unas decenas, las UCI ya no están colapsadas, y hemos podido recuperar algo de espacio. Pero como yo he pasado la covid sin vacuna, entonces es completamente inútil, igual que las mascarillas y la prevención. Que todo el mundo se infecte, total, no les va a pasar nada. Como a mi. Eso no lo pueden pensar ahora la legión de ancianos muertos en residencias, ni los sanitarios que se jugaron la vida -y muchos la perdieron-. La covid es un chiste ¿para qué tengo que confinarme si no pasa nada? Dígaselo a los familiares de los miles de muertos, a los supervivientes que acarrean secuelas permanentes, a los ingresados en hospitales, a los sanitarios que les cuidan. Dígales que la vacuna no sirve para nada, que el virus no existe, y si existe, no es para tanto. Porque a mi no me ha hecho nada, solo fastidiarme porque los ineptos gobiernos nos obligan. También podría leer más y ver que su mundo no se acaba un paso más allá de usted. Y podría hacer más cosas, como ser responsable.
Primero las vacunas nos iban a proteger e íbamos a seguir con una vida normal. Ahora resulta que nadie está libre de seguir utilizando la mascarilla, de seguir con el distanciamiento social, de infectarse, de acabar en la UCI, de morir... Y la renuncia de algunos a ponerse la vacuna, sigue siendo indignante para otros? La vacunación está siendo una propaganda política para quitarnos derechos básicos en la libertad de nuestras decisiones y actos. Yo no tengo la vacuna. Hoy estoy en casa confinada con covid. Un amigo vacunado me lo contagió. Los dos estamos bien. Yo tengo menos síntomas que él. Él ha tenido fiebre y yo no. Con esto sólo llamo a preguntarnos... cuánto es verdad y cuánto no lo es? La presión que está ejerciendo el Govern para que algunos funcionarios cumplan con sus órdenes es una verdadera vergüenza. Ánimos a todos ellos!!!!!!
Y cuando tengan el cien por cien vacunado, ¿ a quién darán la culpa estos incompetentes?
Una VACUNACION OBLIGATORIA no es CONSTITUCIONAL (posiblemente)