Más de tres mil profesionales de enfermería deberían incorporarse al sistema sanitario balear, público y privado, para alcanzar la media de los países europeos. Las ratios actuales están incluso por debajo de la media estatal que, a su vez, también están alejadas de la Unión Europea. El problema no es nuevo y lo peor es que se ha cronificado gracias, por una parte, a la excelente preparación y por tanto reputación de nuestras graduadas en Enfermería. Además, caben tenerse en cuenta las notables mejoras de condiciones laborales que consiguen en el extranjero, con diferencias casi abismales con respecto a las de nuestro país. Da la impresión de que se ha entrado en un callejón sin salida.
Formación ampliada.
No cabe duda de que en los últimos años la oferta formativa en las Islas se ha ampliado, tanto en el ámbito público como en el privado. Los estudios de Enfermería son en la actualidad unos de los que tienen más demanda, al mismo tiempo que tienen una de las notas de corte más exigentes de la Universitat. Como ya se ha advertido, la preparación académica del alumnado ha permitido ganarse un prestigio que ha rebasado nuestras fronteras y los recién licenciados son fichados para trabajar fuera de España. Es una circunstancia que, como es lógico, también repercute en las Islas. Esa fuga constante de profesionales es la razón básica de esta carencia en la red sanitaria, tanto dentro como fuera del Archipiélago.
Nuevos atractivos laborales.
Romper esta dinámica obliga a realizar un notable esfuerzo de equiparación de las condicionales laborales para el colectivo de enfermeras con las que se ofrecen en el extranjero. Es preciso ir a la raíz del problema más allá de situaciones coyunturales como las jubilaciones. Enfermería ha sido, y es, uno de los pilares de nuestro sistema sanitario. Esto hace más que razonable el esfuerzo para frenar esta fuga de profesionales que hemos formado.