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Tal y como era fácil suponer, el estreno este miércoles del carril VAO (Vehículos de Alta Ocupación) en un tramo de la autopista de Llevant –desde el aeropuerto hasta la entrada a Palma– provocó un incremento de la saturación del tráfico en la zona y las lógicas protestas de los usuarios. De las tres vías de la calzada una queda reservada en exclusiva para el transporte público y los vehículos privados con dos o más ocupantes; el incumplimiento de la norma puede acarrear la imposición de severas multas. El objetivo de la medida que ha puesto en marcha el departamento de Mobilitat del Consell de Mallorca no es otro que el fomentar el transporte público y reducir el uso de vehículo privados, cuestiones que son al fin y a la postre las que deben analizarse y comprobar qué grado de éxito se ha logrado tras el período de prueba.

Experiencia fallida.

El responsable insular de Mobilitat, Iván Sevillano, debería ser consciente del fracaso que tuvo la experiencia del vehículo compartido que también se promocionó desde el Consell; mediante la web institucional se pretendía poner en contacto a usuarios para compartir vehículo en un mismo trayecto. No funcionó. En el carril VAO actual poco o nada se sabe de estudios previos que permitan aventurar el resultado final de la iniciativa o si, precisamente, el elegido es el tramo idóneo para su implantación. Hay, por tanto, una presunción de improvisación en todo este proyecto viario que, de momento, lo primero que ha provocado es la indignación de miles de conductores.

La gestión viaria.

Nada se puede ni se debe objetar a las propuestas de fomento del transporte público, pero desde el departamento de Mobilitat deberían asumirse las prioridades básicas en la gestión de cualquier red viaria; y no son otras que fomentar la seguridad y la fluidez del tráfico. Es a partir de ese momento cuando pueden iniciarse otras experiencias.