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Este mes de junio llegarán a Mallorca unos 25.000 alumnos de viajes de estudio, lo que supone un aumento del 9 por ciento con respecto al año anterior. Se trata de unos eventos que se repiten cada verano, pero este año hay una salvedad importante: la masificación está en pleno debate ciudadano y político, y son muchos los residentes en la Isla que están hartos de la saturación en autopistas, carreteras y playas. Los estudiantes se distribuirán principalmente en hoteles de la Platja de Palma, s'Arenal de Llucmajor, Palmanova, Magaluf y el Port d'Alcúdia, y aunque no sería justo demonizar este tipo de acontecimientos hay que recordar que los vecinos de estas zonas tienen todo el derecho del mundo a poder descansar. No se trata de un fin de semana puntual, sino que los viajes llegarán de forma escalonada durante casi todo el mes, de forma que los afectados pueden encontrarse con botellones nocturnos, altercados y ruidos que alteren su descanso. Cada año, de hecho, se registran numerosos incidentes, relacionados en muchas ocasiones con la ingesta masiva de alcohol.

Mayor vigilancia policial.

Por este motivo, es prioritario que la Policía Nacional, la Guardia Civil y las distintas policías locales diseñen un plan conjunto para controlar estas masificaciones juveniles, especialmente durante la madrugada. La presencia policial, por sí sola, puede disuadir a muchos estudiantes de comportamientos incívicos. No hay que olvidar que a esa llegada masiva en junio se suma la habitual de turistas.

Un equilibrio.

Por otra parte, es del todo lícito que los miles de estudiantes tengan todo el derecho del mundo a disfrutar de sus vacaciones en Mallorca, pero siempre dentro de un orden. El equilibrio entre las necesidades de los vecinos y el ocio nocturno moderado debería ser la clave para minimizar los incidentes de otros años.